Como es sabido, la revista Time
ha elegido al papa Francisco como el personaje del año. Ciertamente, es una gran noticia para una
Iglesia Católica devastada por los escándalos de corrupción financiera y las
denuncias de pedofilia, además de atascada en una teología dominante
extremadamente conservadora. Bergoglio, junto con su predecesor, Benedicto
XVI se han convertido en los artífices
de una política tiene como objetivos enfrentar los problemas que tiene la
Iglesia Católica y de renovar su rostro frente al mundo. Lo que Francisco está
cosechando ha sido sembrado por Ratzinger, por decirlo de algún modo.
La
inesperada renuncia de Benedicto XVI tomó por sorpresa, especialmente al sector
corrupto y conservador enquistado en Vaticano, quienes recibieron la noticia
con desprecio. Pero Ratzinger, siendo un hombre lúcido, prefirió dejar la posta
a alguien que tuviese las energías suficientes para tomar las riendas en sus
manos y conducir la lucha contra la corrupción en Vaticano. Evidentemente,
Ratzinger no quería terminar siendo un
títere del entorno mafioso que lo circundaba.
Las
nuevas energías de Bergoglio le permitieron dar no sólosignos importantes, sino
pasaos decisivos. Entre los signos, se encuentran la austeridad y la cercanía
con la gente. No por nada asume el nombre de Francisco, el santo de la vida
evangélica de la pobreza. La cercanía con la gente lo conduce a salir de su
centro y acercarse a las personas con cordialidad y sin pompa ni teatralidad.
En esto, hay una gran diferencia con Juan Pablo II, quien también tenía una
enorme cercanía con las personas, pero su cercanía se encontraba cargada de
pompa y de gestos histriónicos que los hacían sospechosos, ante un ojo avisado.
Otro gesto importante es su relación con la comunidad gay. Bergoglio no ha
dicho nada nuevo, no ha señalado nada que no se encuentre dentro de la doctrina
católica, sino que ha recordado que, de acuerdo con la doctrina, las minorías
sexuales son también personas y no “máquinas falladas”. Sus declaraciones al
respecto lo hacen ver como un unnovador debido a la rabiosa homofobia que circulaba
por Vaticano y que iba a contrapelo de la misma doctrina oficial.
La austeridad
y la cercanía con la gente hacen que Bergoglio conecte rápidamente con la opción
preferencial por los pobres, y abra las
puertas, de una manera más decidida, a la Teología
de la Liberación de Gustavo Gutiérrez. Y esto nos lleva a los pasos
decisivos. En primer lugar, la permanencia del cardenal Gerhard Müller, como
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Un hombre cercano a Gustavo
Gutiérrez y que sirve de contrapeso a los cardenales untraconservadores. Junto con
ello, la remoción de Tarcisio Bertone del cargo de Secretario de Estado (un
hombre cercano al ala más conservadora y amigo de Cipriani) por Pietro Parolin,
que no un hombre conservador, pero no radical. Finalmente, el tercer paso decisivo de
Bergoglio ha sido la conformación de un consejo de ocho cardenales para evaluar
la situación actual de la Iglesia.
Todo esto ha
traído nuevos aires en América Latina. Si bien, corrían rumores de que Cipriani
sería sacado del arzobispado, lo cierto es que el exaltado Cardenal de Lima se
ha atemperado mucho y a optado por mantener un
perfil bajo después de décadas de actitud arrogante y envalentonada.
Parece ser que la negociación con Vaticano lo ha asustado. Por otro lado, la
situación de la PUCP ha mejorado, pues los juicios y pleitos con la Santa Sede
se han ralentado considerablemente, gracias a que Vaticano no está ejecutando
nada y en el plano local, el poder judicial decó de acelerar el juicio sobre
los bienes tal como lo venía haciendo bajo el gobierno aprista.
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