La
sensible muerte de Nelson Mandela ha conmovido a todo el mundo, no tanto porque
se haya suscitado repentinamente, sino por la huella que éste dejó en nuestro
mundo contemporáneo. Ciertamente, la gravedad de su estado de salud era conocida
desde hace algunos meses. Pero el significado de su vida para nuestro mundo
actual es lo que brilla más en este momento.
I
Mandela
es reconocido contra luchar y derrotar el régimen del apartheid en Sudáfrica.
El apartheid, término que en afrikáans significa “separación” , era un régimen de segregación
racial que separaba a la mayoría negra de Sudáfrica y Namibia del poder
político y económico, con el objetivo de que la minoría blanca puedan mantener
sus privilegios. En vista de lo sucedido
en otros países del entorno, donde las minorías blancas habían cedido el poder
a la mayoría negra, el Sudáfrica la minoría blanca había impuesto el régimen
del apartheid para evitar perder su posición de poder. Ello significaba la
creación de lugares habitacionales, de estudio y de recreo separados, la
denegación al voto de la mayoría negra, la prohibición de matrimonios y de
relaciones sexuales entre negros y blancos.
Este
régimen fue impuesto en 1948, bajo el gobierno del Daniel Malan, del radical
Partido Nacionalista. Cuando dicho partido ganó las elecciones, en 1947, Malan declaró
lo siguiente: "Hoy día
Sudáfrica vuelve a ser nuestra, Dios permita que sea nuestra siempre",
donde el término “nuestra” refería a la minoría blanca (21% de la población).
La gesta de Mandela y de CNA (Congreso Nacional Africano) comienza desde muy
temprano con la Campaña de Desobediencia Civil de 1952 y con la resistencia no
violenta, inspirada en Gandhi,
desarrollada durante esos años. El 5 de diciembre de 1956 fue arrestado,
junto con otros 150 activistas, y fue encarcelado entre 1956 y 1961, año en que
fue liberado por ser hallado inocente. A raíz de la masacre de Sharpeville, el
21 de marzo de 1960, en la que la policía abrió fuego contra manifestantes
matando 69 personas, el CNA abandonó la resistencia pasiva y asumió estrategias
guerrilleras. En esa década Mandela
participó activamente en esta resistencia armada, liderándola y fue declarado
terrorista por la ONU, y aunque huyó del país, fue capturado con el apoyo de la
CIA y entre 1964 y 1990 fue encarcelado en la prisión de la Isla Robben, con el
número 466/64 (por la celda y el año).
II
Por
las presiones internas y externas, el gobierno de De Klerk liberó a Mandela y
se convirtió en el principal interlocutor para la democratización de Sudáfrica
y el desmantelamiento del régimen del apartheid. En 1995 Mandela el electo
presidente e instauró la Comisión de la Verdad y Reconciliación en su país,
presidida por el Arzobispo Desmond Tutu. La Comisión presentó su Informe Final
en 1998.
En
varios aspectos la situación de sudafricana que Mandela tuvo que enfrentar
tiene sus paralelos con la situación que debemos enfrentar en el Perú. Entre
ellos se pueden destacar 3: a) El paso de un régimen no democrático a otro de
carácter democrático, b) Encarar el mal social y político de la discriminación
racial y étnica, y c) El llevar adelante
una Comisión de la Verdad.
El
proceso de democratización del régimen político sudafricano fue a través de un
proceso largo que culminó con una negociación con el régimen de De Klerk. En
ese proceso, la presión internacional fue un elemento determinante. En el caso
peruano, también gracias a la presión internacional y a los escándalos de los
vladivideos el régimen fujimontesinista tuvo que abandonar el poder. No hubo,
como en Sudáfrica, una negociación, o un acuerdo hacia la transición
democrática. El régimen autoritario se aferró en Perú todo lo que pudo. De otro
lado, en Sudáfrica la segregación racial no estuvo exenta de violencia, al
igual que el conflicto armado interno en Perú estuvo marcado por el desprecio
racial y étnico, donde los pueblos quechas, aymaras y amazónicos fueron
brutalmente tratados tanto por los grupos terroristas (MRTA y SL) como algunos
efectivos del orden. Y en ambos países
se instituyó una Comisión de la Verdad, una vez caído el régimen anterior e
instaurada la democracia. Si algo debe ser asociada la memoria de Mandela es a
la Comisión de la Verdad, por su instauración y el impulso que le dio. En el
Perú hemos carecido de un gobierno que se comprometa realmente con el trabajo
de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. La figura de Mandela constituye
una exigencia para la sociedad peruana en ese sentido.
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