viernes, 27 de diciembre de 2013

HAYEK Y STALIN


  

Es habitual, en nuestro medio criollo, señalar que el “liberalismo” (en realidad, el neoliberalismo económico) que hunde sus raíces en la escuela austriaca de Von Mises y Von Hayek es a) el autentico liberalismo y b) que todo aquel que se oponga esa línea de pensamiento no es otra cosa que un stalinista radical, moderado o solapado. Semejante discurso ha sido propalado insistentemente en nuestro medio durante los últimos años con motivaciones no estrictamente académicas sino también basadas en intereses económicos. Es claro que acusar a todo pensamiento alternativo de ser una versión matizada del stalinismo resulta una estrategia efectiva para sacarla del camino, en especial en una sociedad ferozmente de derecha donde los medios de comunicación, el poder económico y la integrista derecha católica han hecho.
            Recientemente, Héctor Ñaupari se propuso enmendar la plana a Gonzalo Gamio, señalando que los pensadores que Gamio presentaba como liberales, a saber, Rawls y Walzer, no lo eran en realidad. Incluso señaló que si se quería hablar del liberalismo, deberían convocar a un  verdadero liberal.  Ñaupari, en esta crítica, evidentemente, no expresa un pensamiento propio, reflexionado y sopesado cuidadosamente, sino que solamente se limita a repetir lo que ha escuchado, como quien repite un credo dogmático. (http://gonzalogamio.blogspot.com/ Conceptos y contextos en torno a la filosofía política liberal, 13 de diciembre de 2013)
            La actitud de ver stalinismo en todo pensamiento alternativo ha lindado con el ridículo últimamente, cuando se acuso a John Rawls, a Michael Walzer y a Amartya Sen de no ser “auténticos liberales” (es decir stalinistas enmascarados). La acusación suena con lo delirante en tiempos en que toda la academia seria reconoce en Rawls uno de los grandes renovadores del liberalismo con su teoría de la “justicia como equidad” defendida en su Teoría de la Justicia y en El Liberalismo Político.
            En realidad, si uno se desplaza del ámbito de los intereses al de los conceptos podría encontrar insospechadas semejanzas entre el pensamiento de Stalin y el de Von Mises y  Von Hayek. Incluso se podría hacer la siguiente equivalencia: Hayek es a Stalin como John Locke es a Marx. Es innegable que Locke es el padre de la tradición liberal y que su visión del liberalismo es sumamente rica en facetas y detalles: desde la defensa de la tolerancia religiosa hasta el combate contra todo tipo de tirania, pasando por la libertad de conciencia, pensamiento y de propiedad.
            La riqueza del pensamiento de Marx resulta también innegable: su admiración  por la sociedad capitalista, su comprensión de de la dinámica de la economía  capitalista, su flexibilidad en su pensamiento y en sus posturas; todo ello hace del pensamiento de Marx no solo una visión plástica del pensamiento social, sino una veta interesante de investigación y reflexión.
            Stalin y Von Hayek en cambio comparte el  "merito" de  reducir a una caricatura a Marx y a Locke respectivamente. Mientras que Stalin cancela el ideal marxista de emancipación del género humano y lo reemplaza por el de la sujeción a un estado totalitario, Hayek reduce la  pluralidad de libertades a la sola libertad económica en el mercado, instaurando la tiraría del capital sobre las demás libertades humanas con lo que reduce la riqueza del pensamiento de Locke a un economicismo craso.

            En el fondo Stalin y Hayek comparten tres presupuestos básicos que  juntos resultan ser sumamente perniciosos. El primero es el que la economía determina todas las relaciones sociales. El segundo es que el poder tiránico por parte de quien controla la economía se encuentra legitimado. Y el tercer presupuesto es el peor de todos. Se trata de considerar la perspectiva que tienen como la púnica correcta, la interpretación “verdadera” tanto de marxismo como de liberalismo. Aquella certeza ciega de tener la Verdad conduce a sus seguidores en cazadores de brujas, extirpadores de idolatrías y perseguidores de herejías. Es por ello que los liberadores criollos que siguen a Hayek tienen una alergia ante los nombres de Rawls, Walzer y Sen, entre otros, porque los ven como herejes que se alejan del dogma y la ortodoxia. Lo paradójico es que el liberalismo surgió en occidente como una concepción antidogmática y que cuestionaba las ortodoxias, vengan de donde vinieran.  El liberalismo nace en en siglo XVII separando la justicia y la verdad, como dos términos que no deben establecer una conexión para evitar los dogmatismos tiránicos.

1 comentario:

Gonzalo Gamio dijo...

Acerca de la justicia en perspectiva "neoliberal":

http://www.bullardabogados.pe/publications/wp-content/uploads/2013/12/ab_Entre_la_envidia_y_la_ira_14.12.13.pdf