martes, 7 de enero de 2014

LA CONCENTRACIÓN DE MEDIOS OTRA VEZ: VARGAS LLOSA VS. DE SZYSZLO

          El 29 de Diciembre La República entrevistó a Mario Vargas Llosa. El domingo siguiente El Comercio hace lo mismo con Fernando de Szyszlo. ¿Coincidencia o revancha? . El contexto de ambas entrevistas vienen acompañadas de las declaraciones hechas para El Comercio por el Presidente Humala en contra de la "concentración de medios".
         La estrategia de El Grupo el Comercio es clara: utilizar a De Szyszlo contra Vargas Llosa, dado que éste último señala con claridad que 1) Humala no lo ha decepcionado, porque mantiene la robustez de la democracia y de mercado, dos pilares fundamentales para fortalecer la vida política y económica del Perú; y 2)  la concentración de medios de medios, defendida por El Grupo el Comercio, atenta contra la democracia.
         La utilización de De Szyszlo por El Grupo el Comercio resulta una jugada lastrera y de falta de respeto a uno de nuestros grandes artistas. El intento de De Szyszlo a las ideas políticas de su gran amigo Vargas Llosa resulta pobre. Resulta claro, para todo lector avisado, que la formación en cuestiones políticas de nuestro Premio Nobel es sólida. 
        La entrevista de La República es sutil e inteligente, pues comienza abordando cuestiones literarias: la ultima novela de Vargas Llosa, el estado actual de la novela en el Perú, los 50 años de La ciudad y los perros para desembocar en cuestiones políticas. De tal manera que se abarca las dos pasiones del novelista: la literatura y la política. La entrevista de El Comercio, en cambio, hace abstracción completa de la calidad de artista de nuestro gran pintor, y aborda directamente la discrepancia política, sabiendo que el análisis político no es el fuerte de De Szyszlo. Con esto no quiero decir que el pintor, como cualquier otro ciudadano o persona no puedan expresar sus opiniones políticas. Aquí no se trata sólo de la libertad de creencias políticas, sino de sopesar argumentos. Y en ello Vargas Llosa tiene las de ganar, de lejos.
        Si los puntos de la controversia son la aprobación o no de Humala y el tema de la concentración de medios, analicémoslos a la luz de las entrevistas. Una de las cosas que hay que tener en cuenta es que ambos temas están estrechamente ligados: el Grupo el Comercio tiene muchas razones para ponerle una nota desaprobatoria al Presidente, pero el que se haya pronunciado en contra de sus intereses es algo que ha dolido en el alma. Eso es claro.
        Respecto del primer  tema, los argumentos de nuestro Nobel son contundentes: más allá de las minucias y las ambiciones de los políticos implicados, el gobierno de Humala ha mantenido sus credenciales democráticas intactas y ha mantenido la vitalidad de la vida económica del país, incluso en un contexto internacional desfavorable. Las credenciales democráticas se muestran con claridad en su comportamiento respecto de los medios de comunicación. Hay una amplia libertad de prensa. Y la presencia de Castilla en un puesto clave en el gobierno asegura la decisión de seguir adelante con el robustecimiento de la economía en el país, y su seguimiento de la Hoja de Ruta. En cambio, las posición de De Szyszlo respecto del gobierno de Humala se basa en una hipótesis que hay que examinar si es cierta. De acuerdo a ésta si Vargas Llosa le retira el apoyo a Humala, este último migraría de La Hoja de Ruta  a La Gran Transformación y se rodearía de intelectuales izquierdistas.
         Esta hipótesis del gran artista tiene sus problemas. De hecho Humala llegó al poder y comenzó su gobierno con el apoyo des intelectuales de izquierda, como Carlos Tapia, y llegado el momento se apartó de todos ellos (con el cambio de Salomón Lerner  Ghitis por Óscar Valdez). Desde entonces quienes ocuparon el lugar de los intelectuales de izquierda han sido los empresarios de la derecha. Resulta poco creíble que si Vargas Llosa le retira el apoyo a Humala, el gobierno volvería a llamar a esos intelectuales. Además, hay dos cosas a considerar, que de Szyszlo, ni Mariela Balbi mencionan. La primera es el poder que tiene Castilla en el gobierno, y la segunda es que Nadine es sólo una joven ambiciosa, pero carece de convicciones políticas de izquierda. 
            Respecto a la concentración de medios, el escritor señala con toda lucidez que ésta perfora efectivamente la democracia y que si bien es constitucional, puede ser cuestionada por el Poder Judicial, tal como ocurrió en Argentina y tal como Zileri está señalando actualmente. De Sziszlo, en cambio, no ve ningún problema en ese asunto, que más bien si el gobierno hiciera algo al respecto estaría llendo en contra de la libertad de prensa y que cual quiera, hasta César Hildebrabdt, puede poner en circulación un diario o un semanario. Aquí Vargas Llosa vence contundentemente: cuando la mayoría de los medios de comunicación se encuentran concentrados por un grupo de interés puede dañar profundamente la democracia porque este grupo de interés cuenta con un arma poderosísima en sus manos. Con los medios de comunicación en su poder, dicho grupo puede desprestigiar a sus adversarios políticos y hacer una campaña populista pérversa. Pensemos en la Italia de Berlusconi o en caso de la prensa chicha durante el gobierno del violador de derechos humanos, Alberto Fujimori.
             Este debate no muestra más que cuando los intereses económicos de un grupo están en juego, éste no tendrá reparos en utilizar a cualqier personalidad poco experta en temas políticos para tratar de fortalecer su posición. La utilización de De Szyszlo por El Grupo el Comercio no recuerda más que a la utilización de Alan García de Armando Villanueva. Recordemos que en la campaña contra en favor de la revocatoria de Susana Villarán, García le prohibió a Villanueva  el recibir una condecoración por parte de la alcaldía. Esa acción no fue más que la humillación de un legendario líder del partido de la estrella. Las practicas alanista son reproducidas por El Grupo El Comercio, que logra hacerle afirmar algo que es sumamente cuestionable, a saber,  a nuestro honorable pintor que el segundo gobierno de Alan García fue el mejo de los últimos 15 años.

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