jueves, 16 de enero de 2014

El origen de la filosofía. Del mitos al logos

        Aunque se use el término “filosofía” de una manera amplia para designar al pensamiento chino o al pensamiento indio o incaico; o incluso se use la palabra “filosofía” para señalar las líneas directrices de las empresas, dicho término tiene un significado muy preciso en el ámbito universitario. Nosotros vamos a utilizar la palabra “filosofía” para referirnos a una manera de pensar y de enfrentar los problemas humanos que tiene su origen en Grecia, aproximadamente en el siglo VIII a. C.
            Aquello que caracteriza a la filosofía, en el sentido en el que la vamos a estudiar, tiene que ver con la separación del pensamiento racional del pensamiento mítico. Para referirse al pensamiento racional, los griegos utilizaron el término “lógos” (logos), mientras que para el pensamiento mítico, reservaron el término Mythos (muqos).  Lógos es palabra, dicho, discurso racional, argumento, razonamiento, mientras que mythos se encuentra familiarizado con términos como relato imaginado, invención, leyenda, mito, fábula, historia[1]. La palabra lógos comenzado a utilizarse por los griegos del siglo VIII a.C. para ensayar explicaciones sobre las primeras causas de la totalidad de la realidad, mientras que el mythos fue utilizado para los relatos sobre la relación entre los hombres y los dioses. Esto hace que en Grecia se desarrolle una manera de pensar la realidad que dejaba de lado los relatos religiosos, cosa que no sucedió en otras culturas. En China, India o en el Imperio Incaico se desarrollo pensamiento racional y lógico, pero que se encontraba mezclado con relatos religiosos.
             Pero la separación mythos - lógos no se dio de la noche a la mañana en el contexto griego, sino que fue paulatino. De hecho, el primer filósofo que la tradición que tiene su origen en Grecia, Tales de Mileto, tiene sus antecedentes en los relatos de Homero y Hesíodo.  Homero y Hesíodo son los más importantes poetas épicos de la Grecia clásica[2]. La tradición atribuye a Homero la redacción de dos poemas épicos importantes,  la Ilíada y la Odisea, mientras que a Hesíodo se atribuye la redacción de la Teogonía y Los trabajos de los días. En todos estos textos hay un esfuerzo por explicar el origen y las causas de la realidad. Por ejemplo, Hesíodo sostiene en la Teogonía que la realidad tiene su origen en la unión de Gea (tierra) y Chaos (firmamento), y que de ellos surgen los dioses y el mundo.
            Pero esas explicaciones ofrecidas por Homero y Hesíodo no separaban el discurso sobre los dioses (es decir, el discurso mítico) del discurso estrictamente racional. Es por ello que uno de los grandes méritos de Tales de Mileto, y sus seguidores, como Anaxímenes y Anaximandro, es tratar de explicar las primeras causas de la realidad por medio de un discurso estrictamente racional, sin recurrir a los relatos míticos o religiosos. Este cambio viene aparejado por un fenómeno social y político que comienza a profundizarse en el siglo VIII a.C., a saber del descrédito del poder y del discurso de los sacerdotes en el mundo griego. Los sacerdotes justificaban su poder político y su hegemonía social por el hecho de conocer los astros y poder anticipar fenómenos atmosféricos como la lluvia o la sequía. Los sacerdotes justificaban su poder en un supuesto vínculo o comunicación con los dioses, comunicación que se realizaba a través de ofrendas y rituales, pero una vez que sus predicciones comienzan a fallar de manera reiterativa, los filósofos comienzan a cuestionar dicho poder.
            De esta manera, la relación entre la filosofía y la religión no ha sido fácil desde un inicio. Primero, los filósofos aparecen desacreditando el poder político de los sacerdotes, o posteriormente, durante los siglos VI y V a. C. los filósofos comienzan a cuestionar la religión oficial de las ciudades y a proponer una nueva concepción de los dioses. Filósofos como Anaxágoras, y Platón señalaban que los dioses defendidos por la tradición que viene de Homero y Hesíodo, y que configuraban la religiosidad de los ciudadanos, no podían ser verdaderos dioses. Esos dioses no podían ser verdaderos, porque eran cambiantes en forma, de lugar, de humor y cambiaban de bando, apoyando primero a unos hombres y luego a otros. En cambio, los auténticos dioses deberían ser estables y no cambiantes.
            Pero la relación entre mythos y logos no es solamente conflictiva o  marcada por el antagonismo, y tampoco sucede lo mismo con la relación entre la filosofía y los relatos sobre los dioses presentada en los poemas épicos de Homero y Hesíodo. La misma filosofía hunde sus raíces  en la poesía épica, porque es en esos poemas donde primero se formulan las preguntas que después van a ser el tema de la filosofía. Se trata de preguntas por el origen y las primeras causas de la realidad en su conjunto. La diferencia entre la poesía épica y la filosofía va a residir en la manera de responder a esas preguntas. Mientras que la primera va a echar mano de un discurso mítico (el mythos), mientras que la filosofía va a recurrir al discurso racional que el lógos representa. De esta manera, la relación entre el mythos y el lógos no es simplemente de antagonismo, sino de relación y origen.



[1] Diccionario griego – español Vox. Barcelona, 1993.
[2] Aunque respecto de la identidad de Homero la academia especializada mantiene una amplia discusión, pues algunos sostienen que se Homero no creo sus relatos, sino que los tomó de la tradición oral y los puso por escrito. Otros, incluso sostienen que quienes pusieron por escrito tales relatos fueron varias personas y no sólo una, que se pueda identificar con Homero u otro. Respecto de lo que sí hay un consenso más amplio, es que los relatos atribuidos a Homero provienen de una tradición oral antigua que tenía vida gracias al trabajo de los aedas, que iban de pueblo en pueblo contando esos relatos que servían como modelo educativo para los jóvenes.   

1 comentario:

JL dijo...

El contenido de su texto es bastante completo y bueno, pero aun así me parece que discrepo en algo. Recodemos que los milesios a pesar de intentar entrar en una realidad racional no se olvidaron completamente de los "dioses" de Homero y Hesiodo, esto se comprueba con un texto del filólogo J.Wagner y los escritos de San Agustín respecto a los famosos "filósofos naturales"