Una
apreciación en la que Rosa María Palacios y César Hildebrandt han con coincidido es que el presidente
Humala se encuentra vacío de sueños. No puede ofrecer al país un proyecto o un
sueño, sino que más bien lo que está haciendo es decirle a la gente en este
país que todo va a seguir igual. La explicación de Hildebrandt parece ser
sensata cuando afirma que ello se debe a que ingresó al gobierno con un
proyecto al cual tuvo que renunciar por la presión de los poderes fácticos.
Siendo formado en los ideales del Etnocacerismo, ahora nos encontramos ante una
persona vaciado de espíritu. No propiamente un fantasma, sino un cadáver.
Frente
a ello, la derecha neoliberal y radical ha impuesto su proyecto sectario a
diestra y siniestra. Se trata de un proyecto pensado no para todo el país, sino
para fortalecer las posiciones. La oposición a ese proyecto sectario casi no
encuentra oposición. El Frente Amplio todavía necesita consolidarse y la
derecha se siente cómoda hablando y analizando a la izquierda porque la siente
inofensiva. Y cuando la izquierda se le asusta, tiene la estrategia perfecta:
asociarla con MOVADEF-SL. Esta nunca falla. El discurso de la derecha se
convierte en lo siguiente: si no estás de acuerdo con nuestro proyectos es
porque eres cercano a Sendero Luminoso (es decir, violentista) o eres Caviar
(es decir, hipócrita). Y si los jóvenes salen a la calle a protestar, dan
marcha atrás (como en el caso del TC), o corren la volada de que en la
manifestación se ha infiltrado el MOVADEF o deciden no decir nada al respecto
(como Humala en 28/7).
Ahora,
uno de los terrenos que la derecha quiere conquistar es la educación. La
educación privada ya está capturada por las universidades y colegios empresa,
en los que no se forma ciudadanos, sino sujetos funcionales al proyecto de la
derecha empresarial (proyecto que no es otro que incorporar todas las esferas
de la sociedad al mercado para que el dinero domine). Ahora, el proyecto se dirige a eliminar la
escuela pública y privatizarla en su totalidad. No es casual que Alfredo Bullard
haya propuesto eso. De hecho, el proyecto ya está en marcha. El Grupo Interbank
está instalando ese proyecto con sus Innova Schools: escuelas a bajo costos,
masivos, con buena infraestructura e instalado en zonas populares. La promesa
de educación de Innova es de alta calidad, pero en la práctica es de baja
calidad, por dos motivos: a) excluye artes y humanidades y b) los salones son
masivos (60 alumnos), en los cuales se supone que cada estudiante puede tener
un contacto personalizado con el maestro por medio de una laptop instalada en su carpeta. El sistema no
funciona, puesto que los profesores no se encuentran debidamente capacitados. E
inclusive, si contasen con profesores calificados y capacitados es imposible
que pueda atender las necesidades pedagógicas de 60 alumnos en el aula. De tal
manera que no se trata de una educación personalizada en ningún sentido del
término.
Pero
el hecho es que el proyecto de privatización de la escuela pública está en
marcha. Innova Schools es un piloto y el discurso de Bullard es la ideología
que lo justifica. Si el presidente Humala carece de un sueño, la derecha neoliberal sí tiene un
proyecto propio para poder expandir sus intereses particulares y hacerlos pasas por generales.
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