El
28 de Julio estuvo marcado por un doble
discurso que es interesante apuntar: de un lado el discurso del Presidente de la
República y, del otro, el discurso no verbal de la gente en las calles
(#27J). Ciertamente, el segundo fue más
elocuente y de mayor fuerza expresiva.
El discurso presidencial fue
monótono, breve y simplemente explicativo. No salido del libreto. Marcado por
grandes ausencias, especialmente, los errores del gobierno y el descontento de
la gente por la corrupción de la clase política y por algunas medidas de
gobierno. Respecto de los errores, parece
que se optó por no hablar de ello para que desaparecieran, pero el efecto fue
el contrario: no mencionarlos los evocó como por un efecto mágico. Y el
descontento de la gente parece no preocupar, pero sin embargo ya van varios
pasos para atrás que este gobierno da por presión de la ciudadanía. Parece ser
que al iniciar un tercer año con baja popularidad, el Presidente ha elegido ser
cauto. Pero ser demasiado cauto, a veces puede ser un error político,
especialmente cuanto se tiene el vecindario movido.
Tampoco se dijo nada respecto del
maremoto político en el congreso, y el reacomodo de las fuerzas políticas. Ni
de la negociación con la dinastía Fujimori a cambio de la negativa al indulto,
ni del discurso de Alberto por RPP. Claro todo eso es TOP SECRET. El discurso
no fue otra cosa que un mensaje a los nuevos aliados políticos del gobierno –que
ya no incluye ni a la izquierda ni a Perú Posible – señalando que respetará los
acuerdos tomados.
Tal vez, lo más interesante y
relevante políticamente sea el #27J. Se trata de una manifestación más entre
otras que se han ido sucediendo en estos meses.
Lo que moviliza a la gente son varias cosas, reclamos y sobre todo
indignación. Los reclamos tiene
diferentes causas: la ley del Servicio Civil, la situación de los médicos,
enfermeros y técnicos de la Salud Pública, entre otros. La indignación tiene
como base la desfachatez de los paridos políticos. Se creía que si las cifras
macroeconómicas iban bien, no habría descontento. Se creía que la indignación
era propia de una Europa en crisis.
Parece que no es así. Brasil también está indignado, aunque macroeconómicamente
está bien.
Parece ser que la indignación
muestra un desgaste del modelo neoliberal en general. Dicho modelo incluye la
transacción política burda. Humala prometió una vía diferente, y ni siquiera ha
podido atemperar la ola neoliberal que es más radical que nunca. Dicho modela
pretende ingresar con toda su rabia en las zonas Awajun (a través de la alianza
Universidad de Piura - Grupo Romero), y
en la Zona de Selva del Vicariato “San
Francisco Javier” eh Jaén.
Un elemento claramente ausente este
28 de Julio ha sido los 10 años de la presentación del Informe Final de la CVR.
Ni una mención de parte del ejecutivo, En un discurso político que no lo
mencione puede estás ocurriendo dos
cosas: a) la plena indiferencia, b) la
colusión con la derecha radical para que el tema no aparezca. ¿O se espera hasta
el 28 de Agosto para pronunciarse sobre eso?
Parece que a la derecha radical neoliberal en este país no le gusta ni
la protesta ni la memoria. Respecto de la protesta, se busca criminalizarla,
insinuando que el MOVADEF puede están infiltrada, cuando el APRA tuvo más
infiltración y violencia en el #27J. Respecto de la memoria, es mejor no
recordar cuando tus aliados políticos
rabo de paja. Pero no es posible mantener silencio frente a
los años de violencia, pues ello es abofetear a los deudos. Esta política (la
del piloto automático en política y de la amnesia respecto del pasado) ya ha
demostrado sus límites claros. El
MOVADEF es un síntoma claro.
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