domingo, 28 de octubre de 2012

UNA ALCALDESA VALIENTE

La alcaldesa de Lima, Susana Villarán está mostrando la valentía y la entereza que sus predecesores no habían tenido al momento de plantearse hacer frente a dos problemas centrales de la ciudad: el de la Parada y el del reordenamiento del transporte. Sus adversarios políticos han argumentado que la estrategia para llevar adelante ambos proyectos no era adecuada, y por ello se produjeron actos de violencia extrema el jueves en la Parada, y que por lo mismo tiene un sector de transportistas y de medios de comunicación que apoya la revocatoria.

            ¿Por qué razones ni Andrade ni Castañeda tomaron cartas sobre el asunto cuando eran alcaldes? No es difícil adivinar la respuesta: el costo político que ello implica. Se puede criticar muchas cosas al operativo del jueves: la alcaldesa no estaba en Lima, era una mala hora para realizarlo, debió de pensarse en intervenir a los camiones de abastecimiento de la Parada en la carretera y no en La Victoria. Todos estos argumentos caen por su propio peso, por lo absurdo. Los vándalos de la Parada estaban esperando a la policía y se había montado dentro del mercado una olla común para alimentarlos por si el operativo tardase, grupos asociados al MOVADEF estaban infiltrados para aprovecharse del pánico y generar zozobra, además resulta absurda la idea de cerrar el acceso a los camiones desde las vías de acceso a la ciudad. Lo que sí resulta claro el hecho que falto es más eficacia de inteligencia y la coordinación de la alcaldía, y los ministerios de  Interior y de Agricultura. De hecho esos desajustes se realizaron, y el sábado el operativo se había concluido completamente.

            Llevar a cabo este operativo, teniendo sobre la cabeza la espada de Damocles de la cuestionada revocatoria y la oposición de un sector de los transportistas requiere cierta entereza que no se ha visto desde hace mucho tiempo por la alcaldía de Lima. Señalo que la revocatoria es cuestionable por dos razones centrales: 1) los revocadores habían presentado firmas falsas, lo cual constituye un delito, y resulta cuestionable el que se premie a quienes han cometido un delito accediendo a sus pedidos (como lo señalo la jueza que estaba viendo el caso). De hecho el proceso por las firmas falsas está en camino y no se ha cerrado. 2) Esta cuestión y el que los revocadores hayan tenido un día más, de manera misteriosa, ha hecho que se abran dos procesos ante el Tribunal Nacional de Elecciones: el de la RENIEC contra los revocadores ante la mencionada falsificación de firmas, y el reclamo de la alcaldía por ese inexplicable día adicional para presentar firmas. Pero en las dos cuestiones parece que hay manos políticas en acción a favor de los revocadores.

            Por otra parte, lo sucedido el jueves en la Parada es la manifestación de algo que está sucediendo en este país desde hace casi una década: las movilizaciones ilegales no son enfrentadas por el Estado y logran sus objetivos.  Ello ha hecho que los movimientos violentos e ilegales aumenten en una escalada alarmante y el que las ideas de Estado de Derecho y del Imperio de la Ley sean puestas en entredicho. El Estado debe utilizar la fuerza legítima, respetando los derechos humanos para hace que su autoridad sea respetada. El jueves los vándalos azuzados políticamente creyeron que bastaba con actuar con violencia para imponerse frente a la autoridad del Estado, ¿de dónde les habría venido esa idea? Ciertamente de dos fuentes: del conocimiento de las experiencias exitosas de otras movilizaciones anteriores, y de los movimientos políticos que se encontraban infiltrados ese día en la Parada. Ciertamente, no contaban con la presencia de una autoridad que no tenía temor a perder su puesto con tal de imponer la ley en la ciudad.
          En estas circunstancias, tanto al caso del transporte como el de la Parada,  sólo nos quedan a los ciudadanos las dos alternativas que Rosa María Palacios presentó este domingo en su columna de La República: “¿De qué lado se pone cada ciudadano? ¿Del lado de la ley, el orden, la autoridad, o del lado de la delincuencia?”

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