domingo, 14 de octubre de 2012

MARCA PERÚ – MARCA FUJIMORI


            Durante las últimas semanas la discusión periodística y política ha girado en torno al indulto humanitario a Alberto Fujimori. Este asunto tiene dos aspectos que son necesarios enfrentar a la vez: uno jurídico y otro político. Hasta lo que han dicho los especialistas en derecho, el indulto no va; pero dejaré esa cuestión a los juristas. Lo que me interesa aquí es el aspecto político.

            Cuando ingresamos al rostro político del indulto a Alberto Fujimori, se abren ante nuestra vista dos aspectos entrelazados pero distinguibles. El primero es el análisis de los posibles escenarios políticos que se pueden abrir tanto si el indulto procede como si no procede. El segundo aspecto es el análisis político de lo que ha estado sucediendo para que más de la mitad de los encuestados estén a favor del indulto (más allá de si sea posible jurídicamente). Este segundo aspecto tiene que ver con una política que muchos medios de comunicación han estado desarrollando para que el indulto esté en una buena posición. Muchos de esos medios han hecho algo similar antes, que permitió a colocar a Cipriani en una buena posición en su pleito contra la PUCP.

            Algunos medios han venido promoviendo la idea de que Fujimori debe ser indultado por que se encuentra con un cáncer terminar,  y/o por su edad y las condiciones carcelarias en las que se encuentra, y que  la democracia debe ser benévola y tener compasión con el exdictador. Esta campaña mediática ha sido tan incisiva que ha conseguido atarantar a la población, e incluso al Presidente de la República. Pero esta ha estado basada en dos mentiras. La primera es la que las condiciones de salud de Fujimori justifican el indulto por ser un supuesto cáncer terminal. Ese diagnóstico médico es completamente falso, tanto así que la familia Fujimori ha reconocido que no es ese el caso. Pero las declaraciones de Keiko – la segunda en el clan – ha hecho la semana pasada una declaración falsa como un paquidermo. Ella señaló que el riesgo de que vuelva a aparecer cáncer es altamente probable. Ello no se condice con el informe médico, que señala que lo que ha estado apareciendo en la lengua del exdictador han sido tumores benignos que están controlados.

            La segunda de las mentiras que se han propalado las últimas semanas, es el  que deberíamos mirar el caso con compasión y humanidad, y más allá de su estado de salud deberíamos apoyar el indulto de Alberto Fujimori. En este caso lo que se está haciendo es apelando a la compasión para presentar como necesario el indulto. Dicho argumento se sostiene sólo en baba, y no tiene ningún asidero. Para que lo podamos ver con claridad, propongo un experimento. Pensemos  que tenemos asinado y condenado a cadena perpeta en   Lurigancho una persona que ha asesinado a una menor de edad, después de haberla violado cruelmente.  Pero resulta que esta persona ya tiene edad avanzada y está enferma, aunque no con un mal terminal. ¿Alguien puede imaginarse a la prensa pidiendo clemencia por él a la opinión pública? Yo realmente no, porque esa misma prensa ha defendido una y otra vez la pena de muerte para ese tipo de personas.

            Se me dirá que el caso del exdictador es muy diferente. Se dirá que él no violó a nadie. Estoy de acuerdo en que ambos casos no tiene punto de comparación, sino que lo que hizo Alberto Fujimori ha sido algo mucho peor, y que sus crímenes superan largamente las de aquél supuesto asesino y violador. Lo que está en juego aquí, ciertamente, no es la magnitud del crimen en cuestión. La controversia está girando en torno a intereses políticos. La diferencia entre Alberto Fujimori y aquél hipotético asesino y violador de menores es que el primero representa una fuerza política que tiene gran peso y poderosos aliados, en cambio la otra persona se representa sólo a sí misma.

            Dichos poderes políticos y fácticos que quieren fortalecer más la posición del fujimorismo se han encargado de generar la imagen ante la población que quienes no apoyan el indulto son sujetos insensibles, cargados de odio y de resentimiento. Toda persona de bien, de dice, debe de apoyar el indulto, aunque sea por una razón humanitaria. Esta actividad política llevada a cabo por los medios no muestra otra cosa sino que  se quiere generar una imagen del fujimorismo como la de una especie de marca Perú.  Así como todos debemos promover y ser embajadores de la Marca Perú, se quiere convertir a todos los peruanos en promotores y  embajadores de la Marca Fujimori.  

2 comentarios:

Ron dijo...

Estoy de acuerdo con su análisis profesor, el apoyo que ha conseguido la consigna por el indulto, tiene que hacer con nuestra negativa a fortalecer el compromiso democrático, nuevamente aflora el sentimiento patriarcal que ha marcado la historia peruana. El indulto no solo es un sin sentido en el sistema democrático de gobierno, sino que además pone en cuestión la función retributiva de la pena que se enerva, retribución que no se ve más como una venganza sino como el rechazo social de la conducta criminal. Los peruanos decentes seguiremos diciéndole a ALberto Fujimori que repudiamos los hechos que lo llevaron a la cárcel.

Alessandro Caviglia Marconi dijo...

Estimado Ron, comparto tus apreciaciones. No sólo el indulto es un arcaísmo y un despropósito jurídico, sino que la campaña política en torno a la consigna del fujindulto es descaradamente concertada por la derecha de este país.