Uno de los elementos que fomentan
una cultura autoritaria y va en desmedro de la vigencia social de los derechos
humanos en la sociedad peruana contemporánea es la creencia en una supuesta
naturaleza que comparten los y las peruanas. De acuerdo con dicha creencia, el
peruano es de tal naturaleza que necesita ser gobernado autoritariamente y no
debe permitírsele hacer uso de su libertad, y por lo tanto el discurso de los
derechos humanos sería aplicable a otras sociedades, que tienen una naturaleza
democrática, y no a la sociedad peruana.
Esta creencia va aparejada con otra
que señala que existe una naturaleza humana
en general que debe darnos la pauta para poder organizar los órdenes sociales y
jurídicos. En muchas de las escuelas de derecho se enseña perniciosamente que
los derechos humanos y la dignidad tiene su fuente en la naturaleza humana.
Tanto la creencia en la naturaleza del peruano, como la creencia en una
naturaleza humana no sólo dañinas para la vida de las personas, sino fácilmente
cuestionables[1]. Cuando se sostienen tales
creencias, lo que se hace es crear una imagen de dicha naturaleza e endilgarle nuestros prejuicios. De esta manera, cuando
alguien afirma que la naturaleza del peruano es tal que necesita ser gobernado manu militari, lo que está haciendo esta
persona es imponer sus prejuicios. La creencia en una naturaleza del peruano y
de una naturaleza es ampliamente difundida en el Perú, siendo los medios de
comunicación masivos, los discursos de los políticos, las escuelas y
universidades sus grandes agentes de difusión. Pero, las dos instituciones
tutelares, la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, se han convertido en los
mayores agentes de difusión de la
creencia de una naturaleza humana y de una naturaleza del peruano[2].
5.- Conclusión
Podríamos encontrar otras fuentes la
gran fuerza que tiene autoritarismo en
el Perú contemporáneo, y por qué razones en la actualidad las fuerzas
autoritarias tiene una amplia representación en el reciente congreso electo.
Esta representación se encuentra encabezadas por la bancada fujimorista, pero
está compuesta por otras fuerzas políticas. El compromiso con la democracia y
los derechos humanos que expresan dichas fuerzas políticas es fundamentalmente
estratégico. El proyecto político que expresan es el de la acumulación de poder
por rebanadas para, llegado el momento, desactivar el régimen democrático e
instaurar uno de corte autoritario. Es en este sentido, este sector expresa el
mismo proyecto que el de Sendero Luminoso, sólo que en el caso de Sendero nos encontramos ante un
proyecto de izquierda radical.
Pero
ciertamente, la extrema derecha que tuvo, durante el gobierno de Alberto
Fujimori sentó las bases para que sus ideas y convicciones más profundas se
instalen en un país que, por su historia de gobiernos militares, tiene las
condiciones para que éstas calen profundamente. Esto trae consigo una ardua
tarea para los agentes gubernamentales y las instituciones y miembros de la
sociedad civil. Dicha tarea consiste en revertir la tendencia de tal manera que
el apoyo de la ciudadanía a los derechos humanos y su compromiso con la
democracia vaya ganando terreno en el Perú. Es imposible generar inclusión
social y política si no emprendemos dicha tarea. Tampoco podremos generar una
sociedad en la que la deliberación política y los derechos políticos y sociales,
y los derechos humanos de todos los peruanos tengan una vigencia real.
[1]
Ciertamente, es posible argumentar que no existe algo así como una
naturaleza ni peruana ni humana. Al respecto Cf. RORTY, Richard; Derechos
humanos, racionalidad y sentimentalismo, en Verdad y progreso Barcelona: Paidós,
2000.
[2]
La teología dominante en la
Iglesia Católica tiene un discurso respecto de la supuesta naturaleza
humana que no ha sido suficientemente
discutida al interior de la misma Iglesia. Ciertamente, tal discurso es
políticamente funcional a la Iglesia para asegurar el poder de la jerarquía al
interior y también en la misma sociedad peruana. Sobre los poderes tutelares Cf. NUGENT, Guillermo; El orden tutelar, Lima: Desco, 2010.
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