sábado, 22 de septiembre de 2012

UN NUEVO FANTASMA RECORRE EL PERÚ (SEGUNDA PARTE)

UNA PLANILLA NEGRA


La planilla negra es uno de los elementos que mejor simboliza a la derecha radical en este país. La tercealización, la proliferación de las services y otros mecanismos para mantener trabajadores en las empresas y en las universidades empresas paro fuera de planilla y sin beneficios sociales. A ello podemos incluir formas las presiones del lobbie empresarial para que una flexibilización radical del mercado laboral sea legislada por el Estado, lo cual constituye un ofensa terrible contra la dignidad de los empleados en este país.

Estas prácticas expresan una perversa alianza entre Estados y empresarios. Todo ello se intenta abalar con un discurso ideológico y con una teoría económica idealizada. El discurso ideológico señala lo siguiente: “para que el país pueda crecer económicamente el Estado debe fomentar la inversión privada y por ello debe flexibilizar el mercado de trabajo”. Además, dicho discurso se complementa con la idea siguiente: “si las empresas crecen, todos los peruanos se verán beneficiados”.

Este discurso, que es propalado por los medios de comunicación y ha sido repetido hasta el cansancio (como si la sola repetición de un discurso bastaría para hacer de este verdadero), es ideológico, porque pertenece a todo un conjunto de discursos que se justifican unos a otros a modo de círculo vicioso que no toma en cuenta otros puntos de vistas ni la experiencia. De hecho, la elección de Ollanta Humala fue una muestra empírica que el discurso era falso, pues la prosperidad de las empresas no era sinónimo de bienestar de la población.

Por su parte, la teoría económica que sirve de sustrato a este discurso es el de los mercados libres perfectos, según la cual es posible la existencia de un mercado completamente libre sin regulación del Estado. Este supuesto ya ha sido cuestionado ampliamente por la misma economía y  la experiencia. No hay país que no tenga un estado regulado por parte del Estado, ni siquiera en los Estados Unidos. La teoría de los mercados libres idealizados es perniciosamente enseñada en las escuelas  de economía, así como el análisis económico del derecho es replicado con el mismo perjuicio en las escuelas de derecho.

Pero hay otro aspecto de “la planilla negra”: los manejos turbios de las empresas, a través de las cuales burlan las escasas leyes de protección del trabajo. La doble planilla, las subcontratación, las horas extras de trabajo no pagadas, los trabajos ad honorem forzados.
 
UNA DENUNCIA DE TIERRAS EN PROPIEDAD COMUNAL

El despojo de las tierras de una comunidad por parte de los agentes del gran capital es una de las más deplorables prácticas de la derecha dura. El proyecto de ley que se discutió hace unos años respecto de la venta de las tierras comunales en la selva es una muestra clara de esto. Entonces se discutió si las comunidades podías decidir vender sus tierras con mayoría simple (si el 50% más uno estaba de acuerdo). El objetivo era modificar el régimen que existía hasta entonces, que ponía una valla  más alta.
 
La historia de las tierras comunales en la sierra y la selva ha sido triste y oprobiosa durante el siglo XX y lo que va del XXI, desde la era del caucho hasta la era de las petroleras. No sólo por las prácticas que la ley permitía sino también por los engaños legales o el uso de la fuerza (e incluso el uso de las armas) con los que la derecha radical ha procedido. Mucha sangre comunal se ha derramado en este proceso desarrollado por esta derecha que tiene las manos manchadas. La crónica y la literatura en el Perú ha dado cuenta reiteradamente de estas acciones delincuenciales. Las obras de Arguedas, de Ciro Alegría y de Manuel Scorza, entre otros dan testimonio de todo esto. Y hoy en día, estas prácticas se han sofisticado, pero siguen siendo las mismas.  

Es por esta razón que la derecha radical es este país no odie tanto a alguien como a Velasco Alvarado, por haber llevado a cabo la reforma agraria  que terminó con el gran latifundio y con la república aristocrática.  Por esa razón, antes de que hiciese popular el término “caviar”, la derecha dura se refería a sus adversarios como “velasquistas”.  Si bien Velasco cometió muchos errores, incluso en la implementación de la reforma agraria, la idea de realizar tal reforma ha sido una de las más atinadas de la historia republicana.

 CAVIARES Y COYOTES

 Si la derecha radical significa todo ello, queda claro que términos como DBA o Coyotes le viene a pelo.  Durante mucho tiempo el término caviar ha sido utilizado como un insulto, pero es necesario reivindicarlo, tal como Hildebrandt propone. Es necesario que los caviares salgamos a reivindicar nuestra posición abiertamente. De hecho muchas personas con cierta sensibilidad social o para ganar aplauso se ha comenzado a reivindicarse como caviar. Pero la pregunta queda aún en el aire: ¿qué significa ser un caviar en el idioma político peruano? Por más obvio que parezca, su significado está lejos de estar precisado.

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