domingo, 12 de mayo de 2013

LA JUSTICIA LIBERAL Y LAS MUJERES (PRIMERA PARTE)


            La discusión en torno a en qué modo y cuánta se está haciendo justicia con las mujeres ha estado dominada por la teoría social, la psicología y la filosofía feminista, las cuales han tenido como agenda 1) el cuestionamiento de la racionalidad, 2) poner en primer plano las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres y 3) colocar el discurso sobre la justicia liberal a los márgenes del debate. El cuestionamiento de la racionalidad se basa en la acusación de que la racionalidad dominante en los foros académicos es la racionalidad occidental centrada en el varón, caracterizada por la preeminencia del pensamiento abstracto. En este sentido, se arguye que la mujer usa otros parámetros de racionalidad que se relacionan más con lo concreto y el cuidado de los demás y de la naturaleza. Este argumento se basa en la idea de que las mujeres tienen una estructura psicológica diferente a la de los hombres, de modo que la mujer es radicalmente distinta al varón pero al mismo tiempo ambos sexos son complementarios. Finalmente, puesto que el modelo liberal de justicia se encuentra articulado conforme a los parámetros de la “racionalidad moderna falocéntrica”, la teoría feminista señala que hay que rechazar dicho modelo.
            El postmodernismo que de destila de esta teoría feminista puede resultar sumamente conveniente para quienes quieran hacer a un lado la justicia política de la reflexión sobre la  mujer y destacar la idea de complementariedad asimétrica entre los sexos, que termina justificando el acceso desigual a la justicia. Contra esta pretensión, el liberalismo político ha estado articulando una reflexión respecto de la justicia política y social de la mujer, la que se nutre de las ideas que John Stuart Mill presentó en su célebre tratado El sometimiento de las mujeres y por los aportes que John Rawls ha hecho a la teoría política y jurídica. En lo que sigue presentaré algunos de los elementos centrales de la reflexión que desde el liberalismo político se hace respeto de la justicia a la mujer. Como este tema se entronca al interior de la justicia sexual, será necesario complementar nuestra reflexión con una visión respecto de la justicia sexual en general.
            En el fondo, es posible destacar tres manera de enfocar la justicia para con la mujer: a) el enfoque feminista biologicista  y psicologista, b) el enfoque liberal clásico y c) el enfoque del liberalismo político contemporáneo. El primero considera que las diferencias biológicas y psicológicas son determinantes al momento de reflexionar sobre la justicia. Este enfoque se encuentra representado por las posiciones que he esbozado arriba. El enfoque liberal clásico aboga por la imposición de un esquema universal de derechos y libertades igualitarios, pensado desde los hombres y que no toma en cuenta la voz de las mujeres. En cambio, enfoque del liberalismo político contemporáneo va construyendo un esquema de derechos y libertades igualitarios tomando en cuenta la voz de las mujeres. 



1.- Liberalismo político y justicia sexual

            El liberalismo político es una corriente de pensamiento político que hunde sus raíces en el siglo XVII y que ha ido  ganando una mayor articulación y presencia en el ámbito del pensamiento político a través de los aportes de John Locke, Immanuel Kant, John Stuart Mill, Isaiah Berlin, John Rawls, John Gray, Michael Walzer, Richard Rorty y Martha Nussbaum, entre otros intelectuales importantes.
            Una de las descripciones más exitosas de la cultura política liberal es la presentada por Walzer. Según esta descripción, el mundo liberal es un mundo en el que se levantan muros simbólicos que separan las diferentes instituciones de la sociedad. De esta manera, la esfera del Estado y la esfera de la Iglesia cobran independencia una de la otra. Esto hace que los bienes, tanto materiales como no materiales, se generen, adquieran significado y se distribuyan de acuerdo a la lógica de cada esfera. Así, el Estado genera, da significado y distribuye bienes como el poder político de acuerdo a procedimientos internos a la lógica de la institución estatal. Estos procedimientos puede ser el voto de los ciudadanos, para elegir al Presidente de  la República y los congresistas, y el mérito para la elección de ministros y asesores de gobierno.  Algo análogo ocurre con la distribución de bienes que circulan en la Iglesia.  El esta caso se trata de la salvación y los sacramentos, en tanto medios de para la salvación, que son distribuidos por sacerdotes de acuerdo a los criterios apropiados, criterios determinados al interior de la Institución.
            Ambas instituciones son independientes una de la otra, de modo que los criterios del poder político no interfiere en la Iglesia, ni los criterios propios de la salvación determina el funcionamiento del Estado. Esto hace posible el surgimiento de un conjunto de libertades, como es la libertad de creencia religiosa, la libertad de conciencia, la libertad de expresión, entre otras.  Cuándo una esfera interfiere en otra, imponiéndole su lógica, se produce lo que Walzer –retomando la idea de Locke – denomina tiranía. En este sentido, la política liberal tiene como objetivo ampliar el ámbito de las libertades y el combate de las tiranías. Con el tiempo, otras instituciones se fueron abriendo paso en esta diferenciación de esferas, como son la sociedad y el mercado, la familia, y aquellas que tiene que ver con la educación, la seguridad, la salud, entre otras. Y dicho despliegue sigue desarrollándose, de modo que hoy siguen diferenciando esferas y abriéndose paso a nuevas instituciones.
            John Rawls acertó  al complementar esta descripción del liberalismo con la distinción entre lo público o político y lo privado o doméstico. Si bien lo público es prioritariamente lo estatal y los principios de justicia política, se asocia al ámbito de las políticas públicas también. Lo privado o doméstico, en cambio, tiene que ver con grupos que tiene una concepción del bien y que se encuentran en el ámbito de la sociedad. De esta manera tanto el Estado como las instituciones de salud, educación y seguridad pública se encuentran en el ámbito de lo político, en cambio instituciones como el mercado, la familia y las iglesias, entre otras, se encuentran en el ámbito de lo doméstico. Ciertamente, las iglesias pueden hacer valer su voz en la esfera pública a través de lo que Rawls denomina “estipulación”.
            Esta ubicación de las esferas realizada por Rawls permite precisar las reflexiones respecto de la relación entre la justicia liberal y las mujeres.  Instituciones como la familia y las iglesias resultan claves para la realización de la justicia con la mujer. En la familia la relación que establece la mujer ya se con el esposo, los padres o los hermanos varones resulta determinante para que pueda acceder a la justicia tanto en esa esfera como en las demás. En las iglesias, las relaciones que pueden abrir o cerrar el acceso a la justicia a las mujeres es aquella que establecen con las autoridades eclesiales.

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