En
vistas al incremento del apoyo al NO, gracias a la articulación que logró
conseguir para su campaña, sigue abierta la pregunta de por qué razones García
mueve la maquinaria aprista en apoyo al SÍ.
Muchas son las razones que motivan a García para tomar esta decisión
riesgosa. Mantener notoriedad política y medir sus fuerzas con potenciales
rivales del futuro, como puede serlo Toledo.
Sin embargo, una de las razones
interesantes que pueden estar en juego es el intento de desarticular a la izquierda.
He de reconocer que respecto de esta intuición soy deudor de Ronald Reyes.
Según esta hipótesis, el líder aprista percibe que una izquierda robustecida,
moderna, democrática y liberal se le presenta como una amenaza inminente en dos
frentes: el primero es el externo, mientras que el segundo es interno al
partido.
En el frente externo, una izquierda
con tales características puede quitarle muchos votos de aquellos simpatizantes
del partido de la estrella que lo asocial con la izquierda. Aunque esa
asociación es realmente ilusoria, pues el APRA hace mucho tiempo que abandonó posición
de izquierda y devino un partido de derecha, sin embargo cierta clase de
votante considera aún al APRA actual aquél partido que fundó Haya de la Torre.
Pero el segundo frente es el que más
preocupa al ex presidente. Muchos jóvenes, al interior del partido, se sienten
incómodos y decepcionados con la excesiva derechización que le ha impreso
García, pero como no encuentran ninguna figura con suficiente capacidad de
convocatoria, que signifique el giro hacia la izquierda y que pueda hacer de
contrapeso a líder actual, entonces muchos jóvenes del partido se encuentran
resignados a la situación actual. Pero, ¿qué pasaría con este sector de jóvenes,
si asistiesen al robustecimiento de una izquierda moderna e interesante? Podría
abrirse una posibilidad para que un contingente significativo de estos jóvenes migrase
a la izquierda, desequilibrando al APRA y al liderazgo de García dentro del
partido.
Esta podría ser una razón que
llevase a al líder actual a embarcarse
en la empresa de intentar hundir a lo que actualmente está representando esa
izquierda: la alcaldía de Susana Villarán. Es por ello que el comprometerse con
la el SÍ a la revocatoria resulta ser una prioridad, aunque sea cual sea el escenario
resultante no es aragüeño para el APRA, pues en el caso de que prospere, la
ciudadanía de Lima va a culpar al partido por el desconcierto, y si el
escenario es adverso al SÍ, el APRA y su líder tendrán que cargar sobre sus hombros
la derrota. Pero, entre ambos escenarios, conviene a García que gane el SÍ,
porque con ello aleja la amenaza que significa para su liderazgo dentro del
partido el fortalecimiento de una izquierda atractiva a los jóvenes apristas. Entonces,
desarticular a la izquierda liberal es importante y derribar a Villarán es un
paso clave en esa estrategia, pues con ello podría decir que la izquierda no
sabe gobernar.
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