jueves, 14 de agosto de 2014

PARTIDA DE UN INTELECTUAL COMPROMETIDO

El fin de semana último partió Henry Pease. Para quienes lo conocimos, se trata de una lamentable pérdida. Yo tuve la suerte de ser su alumno del curso de Realidad Social Peruana en la Pontificia Universidad Católica del Perú, a principios de los 90.  En ese entonces, era un profesor prestigioso y un político de izquierda renombrado. Con él aprendí a leer a José Carlos Mariátegui y a tener una interpretación sugerente y matizada de la realidad social peruana. Esa visión del país que teníamos y del país que queríamos forjar me marcó decisivamente.  El profesor Pease tenía el talento de iluminar la lectura de la realidad de éste país con ejemplos que brotaban de su experiencia política, y en ese ir y venir de la teoría al compromiso y del compromiso a la teoría brotaba un mensaje importante: para comprender este país hay que comprometerse con él.

Henry Pease era un intelectual comprometido, es decir, un estudioso de una realidad de la cual era consciente que formaba parte y que sabía que a través de su actuar político e intelectual estaba modificando. Si bien fue profesor de la PUCP gran parte de su vida, no calzaba en la imagen del típico académico de inspiración cartesiana, que busca tener un acceso "objetivo" y "certero" a la realidad que estaba estudiando. Para él era claro que la objetividad de ese tipo es imposible de tener para un ser humano. Más bien, tenía una la idea de que sólo podemos interpretar la realidad desde algún punto de vista, y que si éste era alimentado con la reflexión, la investigación y la acción podía resultar muy esclarecedora y resultar sumamente creativa, fructífera  y transformadora del mundo social. 

Y es que el maestro Pease tenía una claridad de la que carecen muchos científicos sociales y científicos políticos de nuestros días. Ella consistía en poder distinguir entre la búsqueda de objetividad y la búsqueda de esclarecimiento. La búsqueda de objetividad es poco esclarecedora, especialmente porque no permite que podamos reflexionar sobre nuestros presupuestos metodológicos a la hora de investigar la realidad; en cambio, la búsqueda de esclarecimiento, es decir, de lucidez, busca explorar los presupuestos desde los cuales vemos el mundo para poder adquirir un punto de vista humano sobre el mundo. Como buen cristiano, el profesor Pease conocía muy bien la gran diferencia entre el ser humano y Dios. Sabía que si alguien puede conocer la realidad en sí misma es Dios, en cambio el ser humano siempre tiene un punto de vista marcado por un conjunto de creencias que se van modificando y que van modificando el mundo de las experiencias conforme nos insertamos más en la acción. 

En el Perú actual faltan intelectuales y políticos que tengan esa mentalidad, esa actitud frente al mundo. Ahora los políticos y activistas suelen carecer de ideas claras.  Y los intelectuales suelen desconectarse de la acción en el mundo. Por momentos tengo la impresión de que los políticos y activistas suelen despreciar la claridad conceptual, ya sea porque los consideres una pérdida de tiempo o cosas inútiles para lo realmente importante, a saber, el poder. Y, por su parte, los intelectuales parecen denostar de la acción porque  ello les quitaría "objetividad" y prestigio en la academia, que puede ser otra forma de poder. Tal vez, por ello los activistas y políticos terminan o volviéndose tecnócratas de derecha que buscan mantener el status quo más que reformar la sociedad y sus propios movimientos políticos. Y, por la misma razón, lo científicos sociales y políticos se han plegado en banda a la teoría de la elección racional y a la predica foucaultiana que tambien pregona la conservación en contra de la reforma social.

Dos anécdotas vienen a mi mente cuando pienso en el profesor Pease. Después de las elecciones presidenciales, en las que se eligió a Alberto Fujimori, Pease entro a clase y comenzó, como era su costumbre, diciéndonos si teníamos alguna pregunta respecto de la clase anterior. En ese momento, uno de mis compañeros de clase, que esa un militante de izquierda universitaria preguntó "¿por qué la izquierda había votado por Fujimori?". A lo que el profesor respondió, con la sabiduría que lo caracterizaba: "en política votar por A o B no significa ser A o B". Ciertamente, la izquierda de entonces no tiene la culpa de que Fujimori candidateara con un discurso de izquierda para coludirse después con la derecha conservadora más rancia que tiene este país. 

La segunda anécdota es más personal y directa. Aunque siempre sospechaba que el profesor no corregía los controles de lectura que nos tomaba, sino que se lo encargaba a otra persona - como es la usanza habitual cuando se tienen muchos alumnos - y pensaba que él no me distinguía de entre los muchos estudiantes que llevamos en ese semestre el curso, sucede que una vez inmersos en la era del facebook, todos los años recibía un saludo personal de su parte. Este año no fue así, cosa que me extraño. Y me va a hacer mucha falta, de ahora en adelante su escueto saludo de cumpleaños, aunque el regalo que me ofreció ese ser humano valioso lo mantengo permanentemente conmigo. 


No hay comentarios: