El
ala más moderna del fujimorismo va a tener que ensayar tener una actuación
política que se oriente al compromiso con la democracia y el respeto de los
derechos humanos. El ala más vieja y dura tiene convicciones dictatoriales tan
arraigadas que de ellas nada se puede esperar. Con el tema del indulto fuera de
la mesa, va a ser muy difícil al ala moderna reciclarse pues el núcleo duro de
sus votantes se encuentra conectado con
Alberto y representa las fuerzas autoritarias más radicales en este país. El
fujimorismo y sus aliados van a tener que optar entre quedarse en la prisión o
girar hacia la democracia, tal como lo señaló en estos días con lucidez Mirko
Lauer.
Pero hay una
tercera razón que es, a mi juicio, la más importante todas. La negativa del
indulto, teniendo en cuenta que es una potestad del Presidente y que cuenta con
un informe médico que no lo recomienda, resulta ser un espaldarazo importante a
la cultura de derechos humanos en el Perú. Ollanta Humala pudo muy bien otorgar
el indulto a pesar de que el informe médico indicaba que no se reunía todas las
condiciones para el indulto humanitario. El hecho de que no haya sido así es
señal de que Humala colocó en la balanza de su reflexión el tema de los
derechos humanos y le dio un peso relativo importante. Es decir, se tuvo en
cuenta el sufrimiento de las víctimas y de los deudos de los casos Barrios
Altos, La Cantuta, entre otros. Una de
las cosas adicionales que estuvo presente en el informe es que Alberto Fujimori
nunca pidió perdón ni se reconocía culpable de los cargos por los cuales estaba
en la cárcel. Él señala ser un preso político, no un criminal violador de
derechos humanos. En ningún momento pidió perdón a los deudos ni a las
víctimas. No hubo ni reconocimiento ni pedido de perdón. Esa actitud de abofetear
los derechos humanos fue considerada por la junta evaluadora. Las arraigadas convicciones
autoritarias que tiene el reo Fujimori han sido un factor importante.
Es por eso que
la negativa a la solicitud de indulto resulta ser una buena noticia para los
derechos humanos. La decisión contraria habría significado un darle la espalda
al compromiso con los derechos humanos y hubiera colocado al Perú en una mala
posición frente a la comunidad internacional, tomando en cuenta que nuestra
situación no es de lo mejor por las denuncias de interceptación telefónica,
reglaje y vulneración de derechos. El Perú actual necesita urgentemente mejorar
su record en derechos humanos. La negación del indulto ha sido un punto a
favor, pero en lo que respecta al respeto de los derechos políticos y civiles hay mucho pan por rebanar. Y en cuanto a los derechos
sociales, falta aún más. Las desigualdades económicas son escandalosas, el peso
que la derecha empresarial tiene en el gobierno es determinante y el peso que
tienen las ideas de intelectuales repetidores de palabras neoliberales es muy
peligroso para la democracia en el país.
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