domingo, 9 de junio de 2013

LA NEGATIVA AL INDULTO A FUJIMORI Y EL RECORD EN DERECHOS HUMANOS

           La decisión del Presidente Humana de no conceder el indulto humanitario a Alberto Fujimori ha sido importante por varias razones, entre las cuales voy a destacar algunas. En primer lugar, con ella el presidente da una señal importante: que ni las encuestas ni la presión fujimorista tienen tanto peso sobre sus decisiones. En segundo lugar, el fujimorismo ahora tiene que mover su agenda política del tema del indulto a la preocupación por la democracia. Esto va a ser una cosa difícil para el partido de la dinastía oriental, porque modus operandi en el pasado ha hecho abstracción de las formas democráticas, además de que en la actualidad la mentira ante la opinión pública sigue siendo moneda corriente entre sus líderes, desde las declaraciones sobre el estado de salud del líder, sus condiciones carcelarias, hasta los intentos de manipular a la opinión pública con fotos y declaraciones del mismo Alberto Fujimori. (Los ciudadanos ya estamos acostumbrados a escuchar las mentiras del fujimorismo, como cuando se dijo que no se aplicaría un shock económico, o cuando se afirmó que Leonor La Rosa  se había auto torturado y que en el Perú durante los 90 no se violaban los derechos humanos. Cuando la entonces congresista Martha Chávez declaró que si era cierto que en el gobierno fujimorista había prácticas de violación de los derechos ella se iría del país, los estudiantes de muchas universidades hicimos, entonces, una chanchita para ayudarle con el pasaje. ¿Por qué no se fue en ese momento? ¿O porqué no se fue con la tía Rosa?).
            El ala más moderna del fujimorismo va a tener que ensayar tener una actuación política que se oriente al compromiso con la democracia y el respeto de los derechos humanos. El ala más vieja y dura tiene convicciones dictatoriales tan arraigadas que de ellas nada se puede esperar. Con el tema del indulto fuera de la mesa, va a ser muy difícil al ala moderna reciclarse pues el núcleo duro de sus votantes  se encuentra conectado con Alberto y representa las fuerzas autoritarias más radicales en este país. El fujimorismo y sus aliados van a tener que optar entre quedarse en la prisión o girar hacia la democracia, tal como lo señaló en estos días con lucidez Mirko Lauer.
Pero hay una tercera razón que es, a mi juicio, la más importante todas. La negativa del indulto, teniendo en cuenta que es una potestad del Presidente y que cuenta con un informe médico que no lo recomienda, resulta ser un espaldarazo importante a la cultura de derechos humanos en el Perú. Ollanta Humala pudo muy bien otorgar el indulto a pesar de que el informe médico indicaba que no se reunía todas las condiciones para el indulto humanitario. El hecho de que no haya sido así es señal de que Humala colocó en la balanza de su reflexión el tema de los derechos humanos y le dio un peso relativo importante. Es decir, se tuvo en cuenta el sufrimiento de las víctimas y de los deudos de los casos Barrios Altos, La Cantuta, entre otros.  Una de las cosas adicionales que estuvo presente en el informe es que Alberto Fujimori nunca pidió perdón ni se reconocía culpable de los cargos por los cuales estaba en la cárcel. Él señala ser un preso político, no un criminal violador de derechos humanos. En ningún momento pidió perdón a los deudos ni a las víctimas. No hubo ni reconocimiento ni pedido de perdón. Esa actitud de abofetear los derechos humanos fue considerada por la junta evaluadora. Las arraigadas convicciones autoritarias que tiene el reo Fujimori han sido un factor importante.

Es por eso que la negativa a la solicitud de indulto resulta ser una buena noticia para los derechos humanos. La decisión contraria habría significado un darle la espalda al compromiso con los derechos humanos y hubiera colocado al Perú en una mala posición frente a la comunidad internacional, tomando en cuenta que nuestra situación no es de lo mejor por las denuncias de interceptación telefónica, reglaje y vulneración de derechos. El Perú actual necesita urgentemente mejorar su record en derechos humanos. La negación del indulto ha sido un punto a favor, pero en lo que respecta al respeto de los derechos políticos y civiles  hay mucho pan por rebanar. Y en cuanto a los derechos sociales, falta aún más. Las desigualdades económicas son escandalosas, el peso que la derecha empresarial tiene en el gobierno es determinante y el peso que tienen las ideas de intelectuales repetidores de palabras neoliberales es muy peligroso para la democracia en el país.

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