lunes, 18 de marzo de 2013

GANÓ EL NO Y LA POLÍTICA PERUANA


En el proceso de revocatoria del domingo ganó en NO. Se podría decir que por un corto margen y con el apoyo de Lourdes Flores Nano y un sector del PPC; así que la Alcaldesa debe asumir una actitud más abierta, dialogante e incluyente, además de que tendrá que promocionar de mejor manera lo que hace, y piensa hacer en el tiempo que le queda. Pero, más allá de eso, es necesario analizar qué sucedió políticamente en este proceso.
            El mismo domingo Juan Sheput señaló que, al apoyar a la izquierda en este proceso, el PPC  se habría vaciado de sus principios y convicciones socialcristianas, y había asumido una actitud “pragmática” propia del mercantilismo político.  El Sr. Sheput parece estar un poco confundido. Otros han señalado que lo que ha entrado en escena es la misma política de siempre. No soy original al afirmar que esas apreciaciones se encuentran desenfocadas.
            Tanto la campaña del NO como la participación del PPC expresan una nueva manera de hacer política. Me centraré en el apoyo del PPC. No necesito recordar que Lourdes Flores Nano perdió la alcaldía y que ahora se puso del lado de su rival para defender el NO a la revocatoria. Eso tiene un significado político importante, y negarlo expresa no entender qué en juego. Lo que vimos en esta campaña es la incipiente formación de una concertación de izquierdas y derechas moderadas y modernas. Sheput señaló, desatinadamente, que él no se imaginaba al PP español asociándose con el PSOE de Zapatero. El paralelo es completamente equivocado. Esto no se parece al proceso español, sino al chileno. Como recordaremos, la concertación chilena unió a la Democracia Cristiana con partidos de izquierda y consolidó una coalición que gobernó Chile varios períodos y logró desarrollas políticas importantes.
            La lideresa de PPC afirmó claramente que quería tomar distancia de la Derecha Bruta y Achorada (DBA) –representada por la coalición Solidaridad nacional/APRA/Fujimorismo-  y reconoció en la coalición de izquierdas abanderada por Susana Villarán a una izquierda democrática, de centro y liberal. Sospecho que para este reconocimiento de la izquierda moderada, de parte del PPC, fue importante la presencia de los regidores del PPC, que representan a una generación joven en la política peruana. Sospecho, también, que este apoyo no les habría agradado a todos los miembros del PPC, pero sea lo que fuere, en este acercarse más al centro, el partido fundado por Luis Bedoya Reyes, abona en la consolidación de una derecha democrática y liberal que puede entrar en acuerdos fundamentales con una izquierda democrática y liberal. Otras agrupaciones, como Acción Popular, Perú Posible y personalidades como Mario Vargas Llosa y PPK, entre otros, se han sumado al apoyo al NO, pero la participación del PPC fue directa, como la del APRA puso toda su maquinaria al servicio de las huestes del SÍ. 
            Este fenómeno de personajes de derecha que se desplazan al centro gracias a la presencia de la DBA, no es nuevo en el Perú reciente. Desde hace un tiempo  la hemos visto en el periodismo. Tafur, Palacios, Salinas y Álvarez Rodrich no son comunistas  ni izquierdistas pero ya se han desmarcado del periodismo más delirantemente de derecha, representado por Aldo Mariátegui, Cayetana Aljovin y otros. Esta derecha de centro, crítica de los extremismos y radicalismos, - y especialmente de la DBA- ha mostrado su capacidad de coincidir con la izquierda moderada en valores políticos importantes: el fortalecimiento de la democracia, la defensa de los derechos humanos y la crítica a la corrupción.
            Ahora aparecen, en el área de los partidos políticos, una generación de jóvenes de izquierda y derecha que pueden coincidir en esos mismos temas importantes. Si esto se logra consolidar con mayor fuerza, podríamos  tener en el futuro una concertación de centro que, articulada en torno a valores políticos básicos, pueda ir arrinconando a los radicalismos de derecha e izquierda que han estado determinando la política en este país. La tesis Sheput es completamente errada. En contra de ella hay que señalar que el compromiso con la democracia, los derechos humanos y el rechazo a la corrupción expresan valores políticos que se encuentran en el corazón de la Doctrina Social de la Iglesia Católica. 
            Ciertamente, esto no garantiza el nacimiento de una concertación de centro, liberal y democrática, pero puede ser un  primer paso si se trabaja en esa dirección. Sería una cosa muy saludable para la política nacional, y para la defensa de los derechos de los ciudadanos 

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