Una sociedad se constituye como tal
cuando los ciudadanos se encuentran dispuestos a cooperar entre sí y no sólo se
encuentran velando por sus intereses particulares. Esto hace que la sociedad se
entienda como un sistema de cooperación. Además, si sus miembros se encuentran
comprometidos con un relato sobre el pasado, relato que sirve para hacer
justicia con los ciudadanos afectados por procesos de violencia, tendremos
entonces una sociedad justa. La justicia también implica leyes que gocen de
legitimidad, el cumplimiento de las mismas y el descenso significativo de los
índices de corrupción, claro está.
La articulación de un relato sobre el
pasado que pueda ser intersubjetivamente verdadero es importante para lograr la
estabilidad de una sociedad democrática. En el Perú actual adolece de la falta
de dicho relato, y ello es debido a que el compromiso de las personas y los
grupos con la sociedad entendida como sistema de cooperación ha sido endeble o
inexistente. Vivimos en una sociedad profundamente fragmentada por intereses
particulares o partidarios. Estas no son las condiciones más adecuadas para
enfrentar a la amenaza que SL-MOVADEF representa para la democracia.
Desde las tiendas de la derecha más
radical, como el fujimorismo duro, ciertos sectores empresariales o el sector
fascista de la Iglesia Católica, se levanta la voz con prepotencia exigiendo el
desmantelamiento de la democracia y la vuelta a la dictadura (con todo lo que
respecto a violación de derechos humanos y a corrupción significa). No es
casualidad ni extraño que sea precisamente esto mismo lo que Sendero Luminoso esté
buscando. La exigencia de amnistía general –es decir, la liberación de los
líderes del fujimorismo, de los miembros de las Fuerzas Armadas violadoras de
Derechos Humanos y de los presos por terrorismo- significa volver al status quo previo a la vuelta de la
democracia.
Otras voces que suenan menos pero que
razonan más y más comprometidas con el destino de la sociedad, sostienen que la
mejor manera de enfrentar a Sendero Luminoso es mostrando que la ley en este
país no está pintada y que aquí no vence el que grita más fuerte o el que
golpea más bajo. Además, se trata de un
sector, desgraciadamente minoritario, que cree que el fortalecimiento de la
democracia es importante y que el debate político es central para fortalecerla.
El debate político tiene tres espacios centrales para tomar cuerpo y conseguir
generar conciencia ciudadana: la universidad, los partidos políticos y el congreso.
Ciertamente, espacios como los medios de comunicación son también importantes.
Las universidades deben convertirse en
centros de discusión de ideas políticas y no de adoctrinamiento. La discusión
de ideas potencia las capacidades de debate público y tolerancia razonable, y
permite que las posiciones radicales den paso a ideas más moderadas. Ello permitirá
que las DBA y la “Izquierda Macha” tengan discursos marginales en los campus
universitarios. Pero para ello hay que combatir la creencia de la derecha
radical de este país, según la cual las universidades son instituciones que una
facción política funda para expandir su visión del mundo y confrontarse, por
medio de la fuerza y no por medio del debate, con otras visiones del mundo que
otras facciones fomentan. A su vez, los partidos políticos deben dejar de ser
empresas personalistas o familiares de búsqueda de poder, para convertirse en
centros de debate de ideas. Las elecciones de candidatos debe ser por medio de
primarias democráticamente realizadas. Si este fuese el criterio a utilizar,
¿cuántos de los partidos nacionales y locales pasarían el examen de
democratización? ¿No resulta acaso contradictorio que partidos no democráticos
se encuentren en el centro de una sociedad democrática? Ello sólo consigue
debilitar la democracia en el Perú.
No es de extrañar que SL-MOVADEF logre
encontrar el espacio libre para actuar si tenemos una sociedad con estas
características. Ellos se mueven en una doble dualidad. En primer lugar, ellos
se presentan como un partido político mientras se muestran como una secta
mesiánica, pues consideran que su líder, Abimael Guzmán, no se puede
equivocar. En segundo lugar, ellos
defienden la multiplicidad de relatos de la historia reciente mientras que, al
mismo tiempo, consideran que poseen la verdad absoluta y que el resto de la
sociedad se encuentra profundamente en el error. Lo dramático, es que los otros
grupos, especialmente la derecha radical en este país se mueve en la misma
doble dualidad. Mientras compartan los mismos presupuestos que SL- MOVADEF, los
grupos de derecha radical sólo conseguirán imponerse por la fuerza del poder
fáctico, pero no lograrán evitar que los jóvenes rechacen las ideas de Sendero.
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