El artículo de César
Hildebrandt “por qué estoy con los caviares” ha causado conmoción en los
últimos días en la prensa y en diversos círculos. A modo del Manifiesto
Comunista sugiere que el caviarismo es el nuevo fantasma que recorre el Perú. La
visión que expresa de los llamados “caviares” es lúcida y acertada. Además es
acompañado de una excelente viñeta que dice: ¿Cuál es la diferencia entre una masacre y un atentado?, a, no sé, ¿el
lugar de residencia?
No voy a repetir los
argumentos manifestados allí, pues son harto conocidos. Sólo quiero comentar
dos imágenes de Hildebrandt utiliza para graficar lo que caracteriza a la
derecha radical en este país: un toro desangrado en una plaza llena, un eructo
macho, una planilla negra y una denuncia de tierras en propiedad comunal
UN TORO DESAGGRADO EN
UNA PLAZA LLENA
La derecha más
recalcitrante ha cerrado fila por añosa favor de aquél repugnante espectáculo
que representa el salvajismo de torturar a un animal hasta propinarle la
muerte. ¿Y cuál es la justificación? La
respuesta que uno escuchará para dicha pregunta es indefectiblemente la
siguiente: el mantenimiento de la tradición. El mantenimiento de la tradición
porque es la tradición es la consigna de la derecha radical en este país. En
ese proceso no interviene ni la reflexión ni la observación de los cambios que
se dan en la experiencia social.
La apelación a la
tradición lo justifica todo. La presencia del incienso de las iglesias y de la
pólvora de los cuarteles en la plaza pública; la enseñanza de la religión
católica en las escuelas públicas, marginando a los estudiantes de otras
confesiones; la celebración del Tedeum
el 28 de julio; el juramento ante la Biblia ante los tribunales. La tradición
justifica la presencia del lobbie católico en el congreso y en el sistema de
justicia.
La tradición justifica
todas las injusticias y discriminaciones que se producen en este país porque
las recubre de un halo de santidad que viene de un catolicismo hiperconservador
que se opone a que nada cambie ni en lo social ni en lo cultural. Las órdenes
son: “Nadie se mueva” y “obedezca a la
autoridad, aunque lo que ella exija sea descabelladamente injusto”. Y uno debe
cumplir con esas órdenes, porque así Dios lo quiere, y uno debe consolares
porque, como consuelo dicen “Él te ama”.
UN ERUCTO MACHO
Otra característica de
la derecha radical en este país es todo lo que puede simbolizar un eructo
macho. Primero, el machismo y la homofobia. El sometimiento de la mujer, su
marginación social (que puede ser velada o abierta), el abuso sexual, la
violencia sexual propalada por los medios de comunicación y aplicada en las
escuelas y universidades. Además el chiste homofóbico, el insulto sexual, el
combate contra los derechos de los gays y lesbianas. Pero la peor manifestación
del “eructo macho” es la violencia psíquica, moral y física contra la mujer en
el seno del hogar y el asesinato de gays
y lesbianas.
La segunda
manifestación del “eructo macho” es la
prepotencia que ejerce el que tiene dinero. El señor dinero vuelve a su
poseedor en una persona avezada y prepotente. Las instituciones y las personas
que manejan el dinero se creen con el derecho de cometer toda clase de abusos
sólo porque tienen dinero. El que tiene dinero manda tanto en la esfera pública
como en la privada. Gana los juicios y abusa de los familiares.
Pero el “eructo macho”
representa el poder de las armas, tanto de parte de las fuerzas del orden que
violan derechos humanos como de parte de los delincuentes armados y los terroristas.
Es por ello que sectores radicales de las FFAA en este país siempre han estado
rondando por palacio de gobierno. Pero también podemos encontrar otras manifestaciones
del “eructo macho” en el control de los medios de comunicación que tiene como
finalidad el imponer una manera de pensar. El crédito impuesto, la propaganda
agresiva, la propaganda engañosa. Todo ello es “eructo macho”.La denominada “Derecha
Bruta y Achorada” (DBA) apela diariamente al recurso del “eructo macho” para
enfrentarse a sus enemigos: los caviares. Incluso, la intentona de la DBA
católica de apropiarse de la PUCP puede calificarse perfectamente de un eructus interruptus.
2 comentarios:
La mezquindad y el atropello de la derecha conservadora, es un insulto para nuestra diversidad y nuestras expectativas de vida en común; mientras eso siga ocurriendo, ser caviar será una respuesta contundente, vivir decentemente y esforzarnos porque todos puedan vivir igual. El caviarismo ha dejado de ser una palabra peyorativa en el Perú, para designar a una izquierda tolerante y reflexiva, que combate la bravuconada de derechas.
Es cierto. Si bien es cierto qwie el pluralismo supone la diversidad de pensamiento político, ser caviar se a vuelto en una exigencia moral en esta país, mientras la DBA tenga tanto poder
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