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En su trabajo sobre religión Kant presenta una eclesiología crítica bajo
la idea de comunidad ética. A esta contrapone la idea de estado de naturaleza
ético. La idea de comunidad ética representa el orden eclesial perfecto, aquel
que corresponde a la religión que es definida como el conjunto de leyes morales
producidas por la razón entendidas como si fuesen mandatos divinos. En ese
trasfondo ideal las personas no solo cumplen con las leyes morales racionales,
sino que además se consideran a sí mismas como a otras como dignas, es decir,
como fines en sí mismas. Una consecuencia de ello es que ellas consideren
necesario satisfacer que los deberes de virtud, tanto los deberes con uno mismo
(buscar en propio perfeccionamiento moral de uno mismo) como los deberes para
con los demás (el comprometerse con la felicidad de los otros).
La idea de estado de naturaleza ética, en cambio, representa el estado
infernar de un pueblo de demonios que no se encuentran dispuestos a seguir ley
moral alguna ni relacionarse entre sí conforme a deberes de virtud. La idea de
dignidad carece de valor y lo único que articula las relaciones entre las
personas son las leyes de la naturaleza que son representadas por el
autointerés y la exigencia moral rala de la autopreservación de la propia vida.
En medio de estos dos polos ideales se desarrollan todas las relaciones
propias de las iglesias estatutarias que combinan exigencias morales con reglas
del autointerés. Además, estas articulan una serie de instituciones eclesiales
que se si bien son imperfectas en sentido moral, no se hunden en el abismo del
estado de naturaleza ético. En este especio intermedio las personas se
encuentran con las exigencias morales así como con los deberes de virtud, pero
sucede que las inclinaciones naturales en ellas hace que su cumplimiento con
estas exigencias y deberes se encuentre intercalado con el no cumplimiento.
Esto caracteriza lo propio de las iglesias estatutarias y de las personas que
las componen.
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Estas ideas respecto a la eclesiología permiten desarrollar una crítica
de las relaciones sociales al interior de la sociedad civil. Ahora, la idea de
comunidad ética representa la idea de sociedad civil en tanto modelo, mientras
que la idea de estado de naturaleza ético representa el colapso de toda configuración
civil. En medio de estos polos ideales se encuentran las relaciones humanas
fácticas entre personas al interior de las sociedades civiles operantes. En
ellas se entrelazan relaciones morales enmarcadas por deberes de virtud
inspirados en la idea de dignidad, con intercambios recíprocos de bienes y
relaciones mercantiles al interior del sistema del mercado. Esto hace que
convivan al mismo tiempo relaciones morales con relaciones distorsionadas, la
vez que se abre la posibilidad extraer de las relaciones distorsionantes del
mercado relaciones cargadas de valor moral.
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Karl Polanyi logro, en su momento, describir tanto la economía como el
fenómeno que la redujo en las relaciones al interior de mercado con una lucidez
inédita. Amparado en la investigación social y antropológica logro dar cuenta
que la economía incluye un conjunto de elementos que incorporan intercambios
recíprocos, ideas de índole moral y relaciones mercantiles. Estas intuiciones
fueron reforzadas por los estudios de Marcel Mauss y Marshall Sahlins, entre
otros. Esta complejidad de las relaciones económicas que Polanyi presenta tiene
como objetivo comprender la dinámica de la teoría de los mercados
autorregulados por medio de la idea de arraigo y los intentos fallidos de
desarraigo llevados a cabo por los partidarios del neoliberalismo económico. El
concepto de arraigo expresa la idea según la cual a) la idea se entiende como
intercambios recíprocos de bienes, flujo de reconocimiento moral e intercambio
mercantil, a la vez que b) empotrada en una sociedad particular.
El ascenso de las ideas neoliberales durante el siglo XIX, como producto
de los cambios de la revolución industrial durante el siglo XVIII, produjo
transformaciones tanto en la forma de entender la economía como en la relación
entre la economía y la sociedad. Por un lado, la economía fue despojada de su
complejidad y fue reducida a la red de mercados autorregulados. De otra parte,
intentaron desarraigar la economía de la sociedad, produciendo un proceso de
desintegración social. El camino que siguieron para tratar de llevar adelante
este objetivo fue generar mercados perfectamente autorregulados, pero como el
llevar a cabo este proyecto llevaría a la sociedad a un abismo, la misma
sociedad, empezando por los mismos empresarios, no permiten la consolidación de
los mercados autorregulados se concrete, y tampoco se concrete el desarraigo de
la economía respecto de la sociedad. Los mismos empresarios exigen que el
Estado intervenga para poder resolver las dificultades de los mercados. Pero
esta imposibilidad práctica de la consolidación de los mercados autorregulados
es utilizada por los defensores del neoliberalismo como un acicate para su
retórica ideológica. En cambio de señalar que de llevarse a cabo el proyecto
que tienen en ciernes, se conduciría a la sociedad en su conjunto al abismo y
es por eso que la sociedad, empezando por los empresarios, dan marcha atrás; en
cambio de señalar eso, lo que afirman es que la acción de agentes ideologizados
y partidarios de la intervención del Estado, no permiten la concreción del
proyecto que defienden e impiden a la sociedad de los beneficios que
producirían los mercados completamente autorregulados, desarraigados de la
sociedad y dominadores de la misma.
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Una de las cosas que la investigación de
Polanyi y que la antropología cultural reafirma es la riqueza de los procesos
de intercambios económicos, que incorporan intercambios recíprocos de bienes e
intercambios de bienes a través del mercado. Si conectamos este resultado con
las ideas desarrolladas por Kant en sus trabajos sobre religión y sobre la
virtud, podemos añadir que la sociedad no sólo realiza intercambios económicos
sino también es el espacio en el cual se realizan relaciones morales bajo la
forma del cumplimiento de deberes de virtud. De esta manera, es posible extraer
de estos trabajos una filosofía social crítica de las relaciones sociales
existentes en la actualidad para incluir elementos normativos que permitan
llevar adelante crítica y evaluación de los proyectos sociales puestos a andar
en el mundo contemporáneo.
Las claves centrales de la crítica social que
se extrae de esta lectura de Polanyi a la luz de la idea de comunidad ética de
Kant se centran especialmente en los siguientes puntos:
a) El proyecto del neoliberalismo de
desarraigar los mercados de la sociedad trae consigo un movimiento
complementario de someter a la sociedad bajo las reglas del mercado. Ello trae
consigo la desintegración de la sociedad, de tal manera que los intercambios
recíprocos quedan marginados del análisis económico y marginados, también, de
la práctica social. Esto se debe a que el empobrecimiento al que la población
es arrojada va reduce la capacidad de que ésta realice intercambios recíprocos
como dones, de tal manera que las personas no pueden sembrar las bases del
reconocimiento moral que denominamos agradecimiento.
b) Al someter la sociedad al
mercado, el proyecto neoliberal convierte el trabajo en una mercancía y a las
personas como engranajes del sistema. De tal manera, la dignidad de las
personas termina siendo profundamente erosionada.
c) En
ese mismo movimiento, el proyecto del neoliberalismo termina por imponer un
proyecto de vida y la homogenización de los proyectos de vida, de tal manera
que la persona no es considerada como un fin en sí y con la posibilidad de
darse fines a sí mismos. Todo lo contrario, el mercado le impone un proyecto de
vida en nombre de una idea metafísica de la realización humana general que
indica que el ser humano es un ser racional que buscará maximizar sus ganancias
y elegirá las reglas del mercado como las mejores reglas posibles.
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