lunes, 8 de junio de 2015

KANT Y POLANYI

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En su trabajo sobre religión Kant presenta una eclesiología crítica bajo la idea de comunidad ética. A esta contrapone la idea de estado de naturaleza ético. La idea de comunidad ética representa el orden eclesial perfecto, aquel que corresponde a la religión que es definida como el conjunto de leyes morales producidas por la razón entendidas como si fuesen mandatos divinos. En ese trasfondo ideal las personas no solo cumplen con las leyes morales racionales, sino que además se consideran a sí mismas como a otras como dignas, es decir, como fines en sí mismas. Una consecuencia de ello es que ellas consideren necesario satisfacer que los deberes de virtud, tanto los deberes con uno mismo (buscar en propio perfeccionamiento moral de uno mismo) como los deberes para con los demás (el comprometerse con la felicidad de los otros).
La idea de estado de naturaleza ética, en cambio, representa el estado infernar de un pueblo de demonios que no se encuentran dispuestos a seguir ley moral alguna ni relacionarse entre sí conforme a deberes de virtud. La idea de dignidad carece de valor y lo único que articula las relaciones entre las personas son las leyes de la naturaleza que son representadas por el autointerés y la exigencia moral rala de la autopreservación de la propia vida.
En medio de estos dos polos ideales se desarrollan todas las relaciones propias de las iglesias estatutarias que combinan exigencias morales con reglas del autointerés. Además, estas articulan una serie de instituciones eclesiales que se si bien son imperfectas en sentido moral, no se hunden en el abismo del estado de naturaleza ético. En este especio intermedio las personas se encuentran con las exigencias morales así como con los deberes de virtud, pero sucede que las inclinaciones naturales en ellas hace que su cumplimiento con estas exigencias y deberes se encuentre intercalado con el no cumplimiento. Esto caracteriza lo propio de las iglesias estatutarias y de las personas que las componen.
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Estas ideas respecto a la eclesiología permiten desarrollar una crítica de las relaciones sociales al interior de la sociedad civil. Ahora, la idea de comunidad ética representa la idea de sociedad civil en tanto modelo, mientras que la idea de estado de naturaleza ético representa el colapso de toda configuración civil. En medio de estos polos ideales se encuentran las relaciones humanas fácticas entre personas al interior de las sociedades civiles operantes. En ellas se entrelazan relaciones morales enmarcadas por deberes de virtud inspirados en la idea de dignidad, con intercambios recíprocos de bienes y relaciones mercantiles al interior del sistema del mercado. Esto hace que convivan al mismo tiempo relaciones morales con relaciones distorsionadas, la vez que se abre la posibilidad extraer de las relaciones distorsionantes del mercado relaciones cargadas de valor moral.
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Karl Polanyi logro, en su momento, describir tanto la economía como el fenómeno que la redujo en las relaciones al interior de mercado con una lucidez inédita. Amparado en la investigación social y antropológica logro dar cuenta que la economía incluye un conjunto de elementos que incorporan intercambios recíprocos, ideas de índole moral y relaciones mercantiles. Estas intuiciones fueron reforzadas por los estudios de Marcel Mauss y Marshall Sahlins, entre otros. Esta complejidad de las relaciones económicas que Polanyi presenta tiene como objetivo comprender la dinámica de la teoría de los mercados autorregulados por medio de la idea de arraigo y los intentos fallidos de desarraigo llevados a cabo por los partidarios del neoliberalismo económico. El concepto de arraigo expresa la idea según la cual a) la idea se entiende como intercambios recíprocos de bienes, flujo de reconocimiento moral e intercambio mercantil, a la vez que b) empotrada en una sociedad particular.
El ascenso de las ideas neoliberales durante el siglo XIX, como producto de los cambios de la revolución industrial durante el siglo XVIII, produjo transformaciones tanto en la forma de entender la economía como en la relación entre la economía y la sociedad. Por un lado, la economía fue despojada de su complejidad y fue reducida a la red de mercados autorregulados. De otra parte, intentaron desarraigar la economía de la sociedad, produciendo un proceso de desintegración social. El camino que siguieron para tratar de llevar adelante este objetivo fue generar mercados perfectamente autorregulados, pero como el llevar a cabo este proyecto llevaría a la sociedad a un abismo, la misma sociedad, empezando por los mismos empresarios, no permiten la consolidación de los mercados autorregulados se concrete, y tampoco se concrete el desarraigo de la economía respecto de la sociedad. Los mismos empresarios exigen que el Estado intervenga para poder resolver las dificultades de los mercados. Pero esta imposibilidad práctica de la consolidación de los mercados autorregulados es utilizada por los defensores del neoliberalismo como un acicate para su retórica ideológica. En cambio de señalar que de llevarse a cabo el proyecto que tienen en ciernes, se conduciría a la sociedad en su conjunto al abismo y es por eso que la sociedad, empezando por los empresarios, dan marcha atrás; en cambio de señalar eso, lo que afirman es que la acción de agentes ideologizados y partidarios de la intervención del Estado, no permiten la concreción del proyecto que defienden e impiden a la sociedad de los beneficios que producirían los mercados completamente autorregulados, desarraigados de la sociedad y dominadores de la misma.

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Una de las cosas que la investigación de Polanyi y que la antropología cultural reafirma es la riqueza de los procesos de intercambios económicos, que incorporan intercambios recíprocos de bienes e intercambios de bienes a través del mercado. Si conectamos este resultado con las ideas desarrolladas por Kant en sus trabajos sobre religión y sobre la virtud, podemos añadir que la sociedad no sólo realiza intercambios económicos sino también es el espacio en el cual se realizan relaciones morales bajo la forma del cumplimiento de deberes de virtud. De esta manera, es posible extraer de estos trabajos una filosofía social crítica de las relaciones sociales existentes en la actualidad para incluir elementos normativos que permitan llevar adelante crítica y evaluación de los proyectos sociales puestos a andar en el mundo contemporáneo.
Las claves centrales de la crítica social que se extrae de esta lectura de Polanyi a la luz de la idea de comunidad ética de Kant se centran especialmente en los siguientes puntos:

a)      El proyecto del neoliberalismo de desarraigar los mercados de la sociedad trae consigo un movimiento complementario de someter a la sociedad bajo las reglas del mercado. Ello trae consigo la desintegración de la sociedad, de tal manera que los intercambios recíprocos quedan marginados del análisis económico y marginados, también, de la práctica social. Esto se debe a que el empobrecimiento al que la población es arrojada va reduce la capacidad de que ésta realice intercambios recíprocos como dones, de tal manera que las personas no pueden sembrar las bases del reconocimiento moral que denominamos agradecimiento.

b)      Al someter la sociedad al mercado, el proyecto neoliberal convierte el trabajo en una mercancía y a las personas como engranajes del sistema. De tal manera, la dignidad de las personas termina siendo profundamente erosionada.

c)  En ese mismo movimiento, el proyecto del neoliberalismo termina por imponer un proyecto de vida y la homogenización de los proyectos de vida, de tal manera que la persona no es considerada como un fin en sí y con la posibilidad de darse fines a sí mismos. Todo lo contrario, el mercado le impone un proyecto de vida en nombre de una idea metafísica de la realización humana general que indica que el ser humano es un ser racional que buscará maximizar sus ganancias y elegirá las reglas del mercado como las mejores reglas posibles.  

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