jueves, 21 de julio de 2011

EDUCACIÒN PARA LA DEMOCRACIA

    

    Uno de los problemas fundamentales que atraviesan las sociedades contemporàneas, y la sociedad peruana en particular, es el tema de la educaciòn. En el  Perù se ha estado viviendo un colapso del sistema educativo. Dicho estado de la educaciòn en el paìs se refleja los lugares que ocupa èsta en los rankings internacionales. Pero tambièn en el mundo la educaciòn està atravezando una crisis profunda debido a la penetraciòn del poder del dinero y del poder tecnocràtico en todos los niveles de la formaciòn de los ciudadanos. En este nivel, la crisis se expresa en el hecho de que la educaciòn mundial contemporànea està formando personas para el mercado  y no ciudadanos para la democracia.

   Quiero concentrarme la cuestiòn de la educación en el plano mundial por dos razones: porque de esta tendencia estàn surgiendo una fuerza centrífuga que arrastra también a la educación en este país, fuerza que promete profundizar la crisis en la que se encuentra; y segundo, si no entedendemos el problema de la crisis de la educación mundial no podremos tener una orientación adecuada respecto de cómo está el Perú en este punto, y tampoco podremos saber lo quwe realmente significa la posición  que actualmente tiene la educación peruana y qué debemos hacer.

    La educación para el mercado

   Hay una dramática tendencia actal a hacer que la educación se encuentre básicamente orientada a la inserción de los estudiantes en el mundo laboral, sin atender a una formación más ámplia. Esto hace que se aperturen cada vez más facultades y univeridades tecnológicas y científicas, y que las facultades y departamentos de humanidades comiencen a desaparecer o a fusionarse.

    Dicha tendencia hace que la universidades arrojen cada vez más agentes económicos funcionales para el mercado y no ciudadanos que cuenten con una formación plena que sólo se puede conseguir añadiendo las humanidades y el arte.

    La penetración del poder del dinero en las universidades

    Junto con ello, las mismas universidades se han convertido en un espacio de transacción económica en la que los profesores son "empleados", los alumnos son "clientes", la educación es una "mercancía" y los administrativos funjen de "dueños deempresas".

   Ello no sólo sucede con las universidades formadas al amparo de la "ley Fujimori" que permitía constituir universidades con fines de lucro y en las que los dueños reparten utilidades, sino que también sucede con aquellas que se encuentran bajo el régimen legal anterior, pero en las que quienes ocupan altos cargos administrativos reciben sueldos extremadamente altos.

    Preparación para la empresa y no para la democracia

   El clima empresarial de la universidad genera una admósfera en la que las personas no se forman para ser ciudadanas para una democracia, sino para un sistema jerárquico de mandos y subordinaciones propias de sociedades autoritarias.

   Ello se está logrando a través de dos mecanismos muy efectivos:   la transformación de las universidades en empresas y la eliminación de las artes y las humanidades de las currículas. Tanto las artes como las humanidades son fundamentales para la formación de los espíritus de las personas en los valores democráticos - como la tolerancia, el respeto de los derechos de los demás, la comprensión de los otros y la empatía, como también para la generación de la introspección y el cultivo interior-, pero además son importantes para generar personas imaginativas y creativas.


   El lugar de la imaginación en el mercado y en la democracia

   La capacidad de crear e imaginar que tanto las artes como las humanidades genera es fundamental para la ciencia y la técnica. Sin ellas no es posible generar nuevas tecnologías y nuevos conocimientos científicos. Así, en las sociedades contemporáneas donde estas disciplinas están siendo dejadas de lado por las universidades, se están creando grandes escollos para el desarrollo de las herramientas que el mismo mercado requiere.

   Pero, además, el desarrollo de la imaginación y la creación son fundamentales para la generación y el fortalecimiento de sociedades democráticas, puesto que ellas permiten imaginar sociedades mejores, en la que la democracia sea más plena e ingeniar maneras de lidear con los conflictos que las sociedades plurales siempre generan.

   Basta de historias

   En las sociedades contemporáneas se ha difundido un mito que es necesario combatir. Se trata del mito según el cual con más tecnología y mercado, y sin menos humanidades y artes, tendremos un mundo mejor. Ello es absolutamente falso. Menos libertad, y más esclavitud y discriminación se avecinan por ese camino. La idea de que una educación más tecnológica es lo mejor que  podemos desear resulta ser un cuento que no podemos seguir creyendo. Espor ello que necesitamos decir en voz alta: basta de historias.


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