Pedro Pablo Kuczynski ha declarado abiertamente que él no es un político, sino un economista. Dicha declaración suele rendir frutos políticos si es realmente creíble y en un contexto en el que la política se encuentra desprestigiada. Personalmente, tengo mis sospechas que estemos hablando de una persona que no sea un político y/o no esté apoyada por partidos políticos de rancia laya.
El popular PPK podría decir, yo soy un economista, no un político, pero quienes van a gobernar conmigo, de ser elegido sí lo son y son pertenecen a una clase política que se encuentra “sobregirada”. Pero el problema no es si estamos hablando de un político o no. Lo que se encuentra en el fondo de la cuestión es el problema de la devaluación de la política.
La necesidad de la política
Siempre rinde réditos políticos en periodos electorales despotricar contra los “políticos tradicionales” y presentarse como alguien que o no es un político o no es un “político tradicional”, así como hacer promesas electorales; porque, a fin de cuenta, lo que importa es sumar votos.
Sin embargo, esa actitud, resulta ser poco responsable. Si bien es cierto que en el Perú la clase política se encuentra desprestigiada, ello no significa que la política sea algo intrínsecamente malo. Lo que necesitamos es que los políticos asuman su responsabilidad. El que los políticos se corrompan, convirtiéndose en simples lobistas, o en tránsfugas, o que realicen malversación de fondos va claramente contra su responsabilidad. Pero también no hacen lo que el país requiere cuando desprestigian a la política, diciendo que ellos no son políticos y que ser político es algo malo por antonomasia.
Nuestros políticos harían mejor en tratar de reivindicar la política, corrigiendo sus malas prácticas y combatiéndolas dentro del sistema; es decir, mostrando que también es posible ser político honesto. Muchos ciudadanos no ingresan a la política porque la ven corrompida y sucia, pero si la gente honesta no se compra el pleito la política va a seguir siendo igual. Con esa actitud los ciudadanos se convierten en cómplices, sin saberlo, de la degradación de nuestra política nacional.
La necesidad de partidos políticos
La política necesita del fortalecimiento de los partidos. Ellos son un espacio de discusión y clarificación de ideas, además de un lugar de formación en cultura política. Además el debate político entre los partidos permite fortalecer la cultura política de los ciudadanos y de los mismos miembros de los partidos.
El debate político entre los partidos y en la sociedad es importante, además, porque eso hace que los grupos políticos radicales se eduquen en el diálogo y el respeto de los demás. Sin la discusión política se corre el riesgo de fortalecer a los sectores radicales, cosa que mina a la misma política. En nuestro país, las agrupaciones han tenido una práctica perversa: la descalificación de las ideas políticas de sus adversarios. Una cosa es debatir las ideas, otra es descalificarlas de entrada. Lo segundo hace un daño terrible al país.
Los partidos en el “fin de las ideologías”
El discurso del “fin de las ideologías” ha estado abonando en la crisis de los partidos y de la política. Dicho discurso, en realidad es una ideología, así como declararse como un no político es una forma de hacer política.
Este discurso ha dañado la política porque ha difundido la falsa creencia que en política ya no hay nada que debatir y que el camino está claro. Frente a eso los políticos se han convertido en unos perseguidores de votos y de cuotas de poder, y no en instituciones serias donde se debate ideas.
La reciente ciencia política
Los científicos políticos actuales también han colaborado con la crisis de la política en nuestro medio. Mucho de sus análisis han abandonado el estudio de las corrientes de ideas y se han dedicado a tratar la política con las herramientas metodológicas de la mercadotecnia. De esta manera, para ellos, hacer política es como vender autos o competir entre diferentes marcas de shampoos.
¿Es responsable que un candidato se declare no político?
La respuesta es contundente. Es absolutamente irresponsable. Los candidatos y los partidos que los soportan tienen que revalorar la política para el fortalecimiento de las instituciones políticas y permitir la renovación al interior de los partidos incorporando a jóvenes. También son irresponsables los periodistas que saludan y alaban a los políticos que se declaran no políticos o no políticos tradicionales. Lo responsable, más bien, es elevar el nivel de la política para revalorarla, en cambio de desprestigiarla de entrada.
A mi parecer, los políticos que se declaran “no políticos” pero se encuentran rodeados de una rancia y hambrienta clase política se desprestigian a sí mismos.
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