Durante los años 30 en Europa, especialmente en Alemania e Italia, la extrema derecha decidió reemplazar la política parlamentaria por la violencia. Así, una vez que Hitler y Mussolini llegaron al poder disolvieron el parlamento, impusieron un proyecto no concertado, y persiguieron a los opositores. El proyecto que impusieron estaba guiado más por los apetitos personales que por el “bienestar de la sociedad”.
¿Por qué los ciudadanos aceptaron dicho proyecto?
Si bien hubo una oposición que fue exterminada, la mayoría de la población aceptó el proyecto de la derecha radical. Hay muchas explicaciones que confluyen, pero entre las que podría resaltar son la humillación y el temor.
Es sabido que después del tratado de Versalles, Alemania e Italia sufrieron una gran humillación como naciones. Pero el temor es una pasión que puede dominar a los miembros de una sociedad y de la que un dictador puede aprovechar para colocar sus garras sobre la ciudadanía.
Puede tratarse de miedo al comunismo o al desempleo, o a seguir sufriendo humillación nacional. Cualquier fantasma es una buena herramienta para infundir terror en la población, especialmente si se cuenta con medios de comunicación masivos, como la radio, los grandes estadios y las plazas repletas para las peroratas terroristas.
La renuncia a la política
Cuando la derecha radical ha desbaratado el parlamento y ha reemplazado la concertación, el diálogo y la negociación por la imposición de un proyecto por medios violento, podemos decir que allí ha muerto la política.
Ciertamente, es común la idea maquiavélica de la política como “captura de poder”. Si tal definición de la política fuese correcta, tendríamos que aceptar que quien controla un territorio por medio de las armas tiene “poder político”. El poder político supone legitimidad, y un delincuente que me apunta con un arma tiene poder, pero no poder político.
Legitimada del poder político
Hannah Arendt (Arendt, La condición humana, 1996) y Jürgen Habermas (Habermas, Facticidad y validez, 2001) han acertado al distinguir claramente la política de la violencia. La política consiste la deliberación entre todos los ciudadanos respecto del proyecto común. La violencia, supone más bien, eliminar los mecanismos de deliberación para poder imponer el proyecto o el interés de un sector de la población.
La derecha autoritaria actual
En la escena política contemporánea se ha instalado una derecha autoritaria que sigue utilizando el miedo como un mecanismo de control sobre la población. Todorov (Todorov, El miedo a los bárbaros, 2008) señala que en el mundo actual hay muchas pasiones sociales que los políticos utilizan para neutralizar la política. Entre ellas se encuentran el miedo y la apetencia. En Europa y Estados Unidos el miedo es la pasión que la extrema derecha utiliza para controlar a la población. Se trata del miedo a los inmigrantes y a los agentes del terrorismo internacional. El temor a los árabes resulta ser una pasión poderosa.
La derecha autoritaria en Perú: apetencia y temor.
En otros países, como Perú, el miedo se combina con la apetencia. Los grandes empresarios han trazado los lineamientos para el futuro: crecimiento de las empresas, control sobre la población a través de los medios de comunicación y difusión del temor a todo lo que huele a comunismo.
Esta derecha, movida por la pasión de la apetencia, ha definido el futuro sin consultar a la población. Cuando alguien cuestiona el proyecto, lo tilda de bárbaro, incivilizado, retrógrado o manipulado por comunistas, como en el caso de Bagua. Y para potenciar infundir el temor en la población, se señala que la delincuencia está aumentando y que el terrorismo de Sendero luminoso no ha sido erradicado (Adrianzén, Perú hoy. Por aquí compañeros, Aprismo y neoliberalismo, 2008).
La derecha en Perú está lejos de tener un proyecto de país. Ciertamente, se maneja dentro de los márgenes de una democracia de instituciones débiles, pues hoy ya no es posible mantenerse en el mercado global y ser una dictadura cuando se es un país chico. Así como Hitler estaba dominado por la apetencia de un poder mundial, la derecha radical peruana está dominada por la apetencia del enriquecimiento. Es por eso que ha renunciado a la política y ha optado por la violencia.
2 comentarios:
Doctor... Sus posts son brillantes y excelentes... Muchas gracias por enriquecer mi espíritu, mente y corazón de conocimientos tan válidos y nobles.
Un abrazo.
Gracias, estimado Chistian.
Publicar un comentario