domingo, 30 de septiembre de 2012

RESPUESTA A LA PREGUNTA ¿QUÉ ES UN “CAVIAR”? (PRIMERA PARTE)


El magistrado uruguayo de la CIDH preguntó  a los peruanos, en la sesión respecto del fallo Villastein, qué significa en el idioma peruano el término caviar: La pregunta se hizo pertinente por dos razones: el fallo consignaba dicho  término, y el mismo juez Villastein calificó de “caviares” a algunos miembros de la CIDH. Dicha pregunta no pudo ser respondida por ninguno de los representantes del Estado peruano pudo dar respuesta, y ésta tuvo que venir de los representantes de los demandantes.

            De esto no se puede deducir que los que utilizan el término en cuestión no tengan en claro qué significado tiene éste, pero sospecho que su significado parece ser obvio cuando en realidad no lo es. Hay muchas características de los términos que usan los agentes políticos en sus discursos y declaraciones. Quiero subrayar sólo dos: 1) éstos carecen de un significado preciso y determinado con toda claridad y 2) algunos de estos términos son utilizados para descalificar a los adversarios.  El uso de los términos para descalificar a los adversarios responde a una estrategia política dirigida a bajarle puntos al grupo oponente.

 
Antecedentes y origen del término

            Respecto del término “caviar”, ha tenido su origen en ese intento de descalificar a los adversarios. Como sabemos, ha sido generado en Francia por la izquierda marxista y revolucionaria para descalificar a la izquierda liberal y democrática.  En ese contexto se utilizaba para identificar a un grupo político que se reivindicaba de izquierda, pero que tenía una vida cómoda, cuya mayoría eran intelectuales y funcionarios que ganaban bien y que en sus reuniones supuestamente consumían caviar.

            En nuestro medio este término fue introducido por la derecha para descalificar a un sector de la izquierda peruana que parecía tener características similares a la izquierda liberal francesa. Con anterioridad, cierta parte de la izquierda y los partidarios del APRA utilizaban el término “rábano” para calificar a los izquierdistas que provenían de las clases medias y tenían una vida acomodada. El término hacía alusión a que el rábano era rojo por fuera y blanco por dentro, es decir, estos izquierdistas eran burgueses acomodados que buscaban mantener su posición utilizando de manera cosmética un discurso de izquierda.

 
Características del término en la actualidad

             Pero el término, tal cual es usado hoy en día, no termina de ser todo claro. Tiene, por lo menos dos acepciones complementarias: por un lado, se dirige a calificar ciertas propuestas políticas vinculadas a la izquierda liberal y democrática; por otro, se utiliza para calificar a un grupo específico  que apoya y promueve dichas reivindicaciones.  Las propuestas calificadas como caviares son la defensa de la libertad individual, el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, el compromiso con los derechos fundamentales y los derechos humanos,  y el compromiso con la justicia social.

            Pero no   basta para que una persona sea calificada como caviar. Ésta debe tener ciertas características: ser profesional y/o académico, perteneciente a la clase media y clase media alta, y haber egresado de ciertas universidades, como la PUCP. De tal manera que un empresario pujante, por más de que adhiera las propuestas de la izquierda liberal y democrática no será un caviar. Y si una persona tiene todo el perfil señalado, pero en cambio de darle prioridad a los derechos sociales otorga un pero relativo mayor a los derechos políticos y civiles, tampoco será reconocido como un caviar, como es el caso de Rosa María Palacios, Pedro Salinas y Augusto Álvarez Rodrich.
         

Complejidades del término

             Pero las cosas no quedan allí. Si tenemos en cuanta lo anterior veremos que el uso del término está desbordando esa caracterización, porque hay agentes políticos e instituciones que están dotándole de otras características. Por ejemplo, Pedro Salinas ha declarado que él se reivindica un caviar de derecha, lo que significa que da un peso relativo mayor a los derechos políticos y civiles sobre los derechos económicos y sociales en el caso de que entrasen en conflicto. De otro lado, Villastein utilizó el término para calificar a algunos de los magistrados de la CIDH, con lo cual un caviar podría der una persona que no forma parte del ajedrez político nacional y no ha surgido de las universidades “caviar”.
 
Por su parte, César Hildebrandt caracteriza a Faulkner y a Neruda como caviares. En este caso se trata de dos extranjeros que pertenecen a periodos distintos de del siglo XX. Faulkner pudo encontrarse más comprometido con la defensa de la democracia que Neruda, quien venía de las canteras del Partido Comunista Chileno. Con esto, la claridad sobre el término caviar termina por empañarse.  A causa de la proliferación de los usos anómalos del término caviar  es que se ha escrito últimamente. Entre quienes han intentado clarificar el término han sino Carlos Meléndez y Steven Levitsky, ciertamente el segundo con mayor lucidez que el primero.

sábado, 22 de septiembre de 2012

UN NUEVO FANTASMA RECORRE EL PERÚ (SEGUNDA PARTE)

UNA PLANILLA NEGRA


La planilla negra es uno de los elementos que mejor simboliza a la derecha radical en este país. La tercealización, la proliferación de las services y otros mecanismos para mantener trabajadores en las empresas y en las universidades empresas paro fuera de planilla y sin beneficios sociales. A ello podemos incluir formas las presiones del lobbie empresarial para que una flexibilización radical del mercado laboral sea legislada por el Estado, lo cual constituye un ofensa terrible contra la dignidad de los empleados en este país.

Estas prácticas expresan una perversa alianza entre Estados y empresarios. Todo ello se intenta abalar con un discurso ideológico y con una teoría económica idealizada. El discurso ideológico señala lo siguiente: “para que el país pueda crecer económicamente el Estado debe fomentar la inversión privada y por ello debe flexibilizar el mercado de trabajo”. Además, dicho discurso se complementa con la idea siguiente: “si las empresas crecen, todos los peruanos se verán beneficiados”.

Este discurso, que es propalado por los medios de comunicación y ha sido repetido hasta el cansancio (como si la sola repetición de un discurso bastaría para hacer de este verdadero), es ideológico, porque pertenece a todo un conjunto de discursos que se justifican unos a otros a modo de círculo vicioso que no toma en cuenta otros puntos de vistas ni la experiencia. De hecho, la elección de Ollanta Humala fue una muestra empírica que el discurso era falso, pues la prosperidad de las empresas no era sinónimo de bienestar de la población.

Por su parte, la teoría económica que sirve de sustrato a este discurso es el de los mercados libres perfectos, según la cual es posible la existencia de un mercado completamente libre sin regulación del Estado. Este supuesto ya ha sido cuestionado ampliamente por la misma economía y  la experiencia. No hay país que no tenga un estado regulado por parte del Estado, ni siquiera en los Estados Unidos. La teoría de los mercados libres idealizados es perniciosamente enseñada en las escuelas  de economía, así como el análisis económico del derecho es replicado con el mismo perjuicio en las escuelas de derecho.

Pero hay otro aspecto de “la planilla negra”: los manejos turbios de las empresas, a través de las cuales burlan las escasas leyes de protección del trabajo. La doble planilla, las subcontratación, las horas extras de trabajo no pagadas, los trabajos ad honorem forzados.
 
UNA DENUNCIA DE TIERRAS EN PROPIEDAD COMUNAL

El despojo de las tierras de una comunidad por parte de los agentes del gran capital es una de las más deplorables prácticas de la derecha dura. El proyecto de ley que se discutió hace unos años respecto de la venta de las tierras comunales en la selva es una muestra clara de esto. Entonces se discutió si las comunidades podías decidir vender sus tierras con mayoría simple (si el 50% más uno estaba de acuerdo). El objetivo era modificar el régimen que existía hasta entonces, que ponía una valla  más alta.
 
La historia de las tierras comunales en la sierra y la selva ha sido triste y oprobiosa durante el siglo XX y lo que va del XXI, desde la era del caucho hasta la era de las petroleras. No sólo por las prácticas que la ley permitía sino también por los engaños legales o el uso de la fuerza (e incluso el uso de las armas) con los que la derecha radical ha procedido. Mucha sangre comunal se ha derramado en este proceso desarrollado por esta derecha que tiene las manos manchadas. La crónica y la literatura en el Perú ha dado cuenta reiteradamente de estas acciones delincuenciales. Las obras de Arguedas, de Ciro Alegría y de Manuel Scorza, entre otros dan testimonio de todo esto. Y hoy en día, estas prácticas se han sofisticado, pero siguen siendo las mismas.  

Es por esta razón que la derecha radical es este país no odie tanto a alguien como a Velasco Alvarado, por haber llevado a cabo la reforma agraria  que terminó con el gran latifundio y con la república aristocrática.  Por esa razón, antes de que hiciese popular el término “caviar”, la derecha dura se refería a sus adversarios como “velasquistas”.  Si bien Velasco cometió muchos errores, incluso en la implementación de la reforma agraria, la idea de realizar tal reforma ha sido una de las más atinadas de la historia republicana.

 CAVIARES Y COYOTES

 Si la derecha radical significa todo ello, queda claro que términos como DBA o Coyotes le viene a pelo.  Durante mucho tiempo el término caviar ha sido utilizado como un insulto, pero es necesario reivindicarlo, tal como Hildebrandt propone. Es necesario que los caviares salgamos a reivindicar nuestra posición abiertamente. De hecho muchas personas con cierta sensibilidad social o para ganar aplauso se ha comenzado a reivindicarse como caviar. Pero la pregunta queda aún en el aire: ¿qué significa ser un caviar en el idioma político peruano? Por más obvio que parezca, su significado está lejos de estar precisado.

domingo, 16 de septiembre de 2012

UN NUEVO FANTASMA RECORRE EL PERÚ (PRIMERA PARTE)


El artículo de César Hildebrandt “por qué estoy con los caviares” ha causado conmoción en los últimos días en la prensa y en diversos círculos. A modo del Manifiesto Comunista sugiere que el caviarismo es el nuevo fantasma que recorre el Perú. La visión que expresa de los llamados “caviares” es lúcida y acertada. Además es acompañado de una excelente viñeta que dice: ¿Cuál es la diferencia entre una masacre y un atentado?, a, no sé, ¿el lugar de residencia?

No voy a repetir los argumentos manifestados allí, pues son harto conocidos. Sólo quiero comentar dos imágenes de Hildebrandt utiliza para graficar lo que caracteriza a la derecha radical en este país: un toro desangrado en una plaza llena, un eructo macho, una planilla negra y una denuncia de tierras en propiedad comunal

UN TORO DESAGGRADO EN UNA PLAZA LLENA

La derecha más recalcitrante ha cerrado fila por añosa favor de aquél repugnante espectáculo que representa el salvajismo de torturar a un animal hasta propinarle la muerte. ¿Y cuál es la justificación?  La respuesta que uno escuchará para dicha pregunta es indefectiblemente la siguiente: el mantenimiento de la tradición. El mantenimiento de la tradición porque es la tradición es la consigna de la derecha radical en este país. En ese proceso no interviene ni la reflexión ni la observación de los cambios que se dan en la experiencia social.

La apelación a la tradición lo justifica todo. La presencia del incienso de las iglesias y de la pólvora de los cuarteles en la plaza pública; la enseñanza de la religión católica en las escuelas públicas, marginando a los estudiantes de otras confesiones; la celebración del Tedeum el 28 de julio; el juramento ante la Biblia ante los tribunales. La tradición justifica la presencia del lobbie católico en el congreso y en el sistema de justicia.

La tradición justifica todas las injusticias y discriminaciones que se producen en este país porque las recubre de un halo de santidad que viene de un catolicismo hiperconservador que se opone a que nada cambie ni en lo social ni en lo cultural. Las órdenes son: “Nadie se mueva” y  “obedezca a la autoridad, aunque lo que ella exija sea descabelladamente injusto”. Y uno debe cumplir con esas órdenes, porque así Dios lo quiere, y uno debe consolares porque, como consuelo dicen “Él te ama”.

 
UN ERUCTO MACHO
Otra característica de la derecha radical en este país es todo lo que puede simbolizar un eructo macho. Primero, el machismo y la homofobia. El sometimiento de la mujer, su marginación social (que puede ser velada o abierta), el abuso sexual, la violencia sexual propalada por los medios de comunicación y aplicada en las escuelas y universidades. Además el chiste homofóbico, el insulto sexual, el combate contra los derechos de los gays y lesbianas. Pero la peor manifestación del “eructo macho” es la violencia psíquica, moral y física contra la mujer en el seno del hogar y el  asesinato de gays y lesbianas.

La segunda manifestación del “eructo macho”  es la prepotencia que ejerce el que tiene dinero. El señor dinero vuelve a su poseedor en una persona avezada y prepotente. Las instituciones y las personas que manejan el dinero se creen con el derecho de cometer toda clase de abusos sólo porque tienen dinero. El que tiene dinero manda tanto en la esfera pública como en la privada. Gana los juicios y abusa de los familiares.

Pero el “eructo macho” representa el poder de las armas, tanto de parte de las fuerzas del orden que violan derechos humanos como de parte de los delincuentes armados y los terroristas. Es por ello que sectores radicales de las FFAA en este país siempre han estado rondando por palacio de gobierno. Pero también podemos encontrar otras manifestaciones del “eructo macho” en el control de los medios de comunicación que tiene como finalidad el imponer una manera de pensar. El crédito impuesto, la propaganda agresiva, la propaganda engañosa. Todo ello es “eructo macho”.La denominada “Derecha Bruta y Achorada” (DBA) apela diariamente al recurso del “eructo macho” para enfrentarse a sus enemigos: los caviares. Incluso, la intentona de la DBA católica de apropiarse de la PUCP puede calificarse perfectamente de un eructus interruptus.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Derecho y política: el caso del fallo Villastein



El sonado y bochornoso caso del fallo Villastein pose sobre la mesa del debate la conexión entre derecho y política. El caso ha sido bochornoso por dos razones: por el fallo mismo y por la actuación del Estado peruano ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Pero la discusión que ha generado se enfocó, en gran medida,  en el análisis jurídico-técnico, en la denuncia de lo bochornoso del fallo mismo y el de la vergüenza ajena que se siente a causa de la actuación del Estado ante la instancia internacional. Además, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y unos contados periodistas cuestionaron acertadamente la intención política del fallo.

            El fallo tuvo, efectivamente, una intención político-partidaria clara: la de beneficiar a los integrantes del Grupo Colina y apuntalar en dirección de la agenda política del fujimorismo. Además, éste mostró un objetivo adicional: combatir las fuerzas de lo que el mismo Villastein denominó “los caviares”, y es más, utilizó ese término para referirse a algunos miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es de entrada sospechoso que un magistrado se refiera a un grupo de actores políticos por medio de un término despectivo utilizado por la DBA. Ese detalle se presta a la presunción de que dicho magistrado de encuentra vinculado ideológicamente con las ideas de ese grupo radical. Una cosa es que un juez pueda tener una posición política determinada, y que procure que ello no interfiera en su función, y otra cosa es que sus manifestaciones públicas y en el contenido de sus fallos utilice los términos que un sector político utiliza para desacreditar a otro grupo. Ello lo acerca a la complicidad.

            Pero existe un aspecto de fenómeno que ha sacado a la luz el caso Villastein. La conexión entre derecho y política tiene dos caras, una perniciosa y otra saludable. La cara perniciosa está representada por el uso de los mecanismos legales para hacer política partidaria, en cambio, la saludable cosiste en conectar el sistema jurídico con el resto de instituciones políticas de la sociedad democrática. La penetración del positivismo jurídico no permite a los juristas y abogados percibir con claridad la necesidad de esa saludable conexión. Hay que precisar dos cosas en este punto. Primero, algunos operadores del derecho asumen ingenuamente la tesis positivista de la desconexión entre derecho y política (entendiendo política en sentido de la articulación del sistema democrático), en cambio, otros lo hacen adrede con la finalidad de imponer sus opciones políticas partidarias en la aplicación de justicia. En segundo lugar, cuando me refiero a la dimensión saludable de la conexión entre derecho y política, tal como la he definido, no me refiero a que es recomendable, sino que es de imperiosa necesidad si es que queremos robustecer las instituciones de nuestra precaria democracia.

            La conexión saludable entre derecho y política ha sido visualizada con claridad por John Rawls en su libro liberalismo político. Esto supone concebir una sociedad democrática no sólo como regida por un régimen político que se compromete con la elección popular de los representantes en el gobierno, con la alternancia en el poder y con la separación de los poderes del Estado. Una sociedad democrática representa, prima face, la articulación de un conjunto de creencias políticas acrisoladas por la experiencia histórica, como son el rechazo a la esclavitud, la defensa de la libertad y autonomía ciudadana, el compromiso con los derechos fundamentales, la consideración especial para con los menos favorecidos dentro de la sociedad, entre otras. Dicha articulación se cristaliza en las instituciones de la sociedad y del Estado, como la escuela y los poderes del Estado, razón por la cual dichas instituciones no pueden desvincularse entre sí.

La pretensión positivista es que las instituciones de administración de justicia deben desvincularte del resto de instituciones de la sociedad democrática, ello en nombre de la cientificidad y la imparcialidad del derecho. Tal concepción del derecho termina por debilitar a la democracia. El polémico fallo Villastein es una muestra palpable de ello, pues éste muestra fehacientemente que la administración de justicia à la positivista tiene un doble juego nefasto: la exclusión de consideraciones políticas democráticas y la inclusión de consideraciones políticas partidarias. Esto abre las puertas a que los magistrados utilicen partidariamente su posición de ventaja.  Este vicio del positivismo jurídico, dominante en la formación de los abogados, trajo como resultado el que muchos de ellos consideraban conforme a derecho el fallo Villastein, y que después, en vistas a la reacción mediática, cambiara de parecer. Este gran punto ciego es muy peligroso, espacialmente en un país como el nuestro en el que los radicalismos de derecha e izquierda están asechando constantemente nuestra débil democracia.

domingo, 2 de septiembre de 2012

LA VIGENCIA SOCIAL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA ESCENA PERUANA RECIENTE (TERCERA PARTE)


4.- La creencia en una “naturaleza del peruano”

            Uno de los elementos que fomentan una cultura autoritaria y va en desmedro de la vigencia social de los derechos humanos en la sociedad peruana contemporánea es la creencia en una supuesta naturaleza que comparten los y las peruanas. De acuerdo con dicha creencia, el peruano es de tal naturaleza que necesita ser gobernado autoritariamente y no debe permitírsele hacer uso de su libertad, y por lo tanto el discurso de los derechos humanos sería aplicable a otras sociedades, que tienen una naturaleza democrática, y no a la sociedad peruana.

            Esta creencia va aparejada con otra que señala  que existe una naturaleza humana en general que debe darnos la pauta para poder organizar los órdenes sociales y jurídicos. En muchas de las escuelas de derecho se enseña perniciosamente que los derechos humanos y la dignidad tiene su fuente en la naturaleza humana. Tanto la creencia en la naturaleza del peruano, como la creencia en una naturaleza humana no sólo dañinas para la vida de las personas, sino fácilmente cuestionables[1]. Cuando se sostienen tales creencias, lo que se hace es crear una imagen de dicha naturaleza e endilgarle  nuestros prejuicios. De esta manera, cuando alguien afirma que la naturaleza del peruano es tal que necesita ser gobernado manu militari, lo que está haciendo esta persona es imponer sus prejuicios. La creencia en una naturaleza del peruano y de una naturaleza es ampliamente difundida en el Perú, siendo los medios de comunicación masivos, los discursos de los políticos, las escuelas y universidades sus grandes agentes de difusión. Pero, las dos instituciones tutelares, la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, se han convertido en los mayores  agentes de difusión de la creencia de una naturaleza humana y de una naturaleza del peruano[2].   
 

5.- Conclusión

            Podríamos encontrar otras fuentes la gran fuerza que tiene  autoritarismo en el Perú contemporáneo, y por qué razones en la actualidad las fuerzas autoritarias tiene una amplia representación en el reciente congreso electo. Esta representación se encuentra encabezadas por la bancada fujimorista, pero está compuesta por otras fuerzas políticas. El compromiso con la democracia y los derechos humanos que expresan dichas fuerzas políticas es fundamentalmente estratégico. El proyecto político que expresan es el de la acumulación de poder por rebanadas para, llegado el momento, desactivar el régimen democrático e instaurar uno de corte autoritario. Es en este sentido, este sector expresa el mismo proyecto que el de Sendero Luminoso, sólo que  en el caso de Sendero nos encontramos ante un proyecto de izquierda radical.         

Pero ciertamente, la extrema derecha que tuvo, durante el gobierno de Alberto Fujimori sentó las bases para que sus ideas y convicciones más profundas se instalen en un país que, por su historia de gobiernos militares, tiene las condiciones para que éstas calen profundamente. Esto trae consigo una ardua tarea para los agentes gubernamentales y las instituciones y miembros de la sociedad civil. Dicha tarea consiste en revertir la tendencia de tal manera que el apoyo de la ciudadanía a los derechos humanos y su compromiso con la democracia vaya ganando terreno en el Perú. Es imposible generar inclusión social y política si no emprendemos dicha tarea. Tampoco podremos generar una sociedad en la que la deliberación política y los derechos políticos y sociales, y los derechos humanos de todos los peruanos tengan una vigencia real.  



[1]  Ciertamente, es posible argumentar que no existe algo así como una naturaleza ni peruana ni humana. Al respecto Cf. RORTY, Richard; Derechos humanos, racionalidad y sentimentalismo, en   Verdad y progreso Barcelona: Paidós, 2000.
[2] La teología dominante en la Iglesia Católica tiene un discurso respecto de la supuesta naturaleza humana  que no ha sido suficientemente discutida al interior de la misma Iglesia. Ciertamente, tal discurso es políticamente funcional a la Iglesia para asegurar el poder de la jerarquía al interior y también en la misma sociedad peruana. Sobre los poderes tutelares Cf. NUGENT, Guillermo; El orden tutelar, Lima: Desco, 2010.