lunes, 22 de septiembre de 2008

Las religiones y el choque entre civilizaciones (primera parte)

El trabajo que les traigo en esta oportunidad procura establecer las relaciones entre los conceptos de “religión” y el de “conflicto (o choque) entre civilizaciones”, a fin de examinar si realmente asistimos a una era de conflicto entre las grandes civilizaciones, y de ser así, qué papel desempeñarían las religiones en dicho proceso. El rol desempeñado por las creencias religiosas sería fundamental en este “choque entre civilizaciones si tomando en cuenta que se afirma que lo característico a una civilización es su filiación religiosa, de modo que se habla de “civilización occidental o cristiana”, de “civilización islámica”, de civilización budista”, entre otras.
En relación a este problema podemos encontrar las siguientes posiciones:

1) Efectivamente existe un conflicto entre civilizaciones operando en el mundo contemporáneo, pero en él el papel de las religiones es mínimo, pues no son de lejos la causa principal. Sin embargo, las religiones no pueden hacer nada para eliminar dicho conflicto.

2) Efectivamente existe un conflicto entre civilizaciones operando en el mundo contemporáneo, pero las religiones no son de lejos la causa de éste. Es más, las religiones pueden hacer esfuerzos importantes para minimizar dicho conflicto.

3) Efectivamente existe un conflicto entre civilizaciones actualmente en el mundo, en el que el papel de las religiones es decisivo porque ellas representan una de las causas principales.

4) Si bien hay focos de conflictos y violencia social e intercultural en el mundo contemporáneo, no es el caso que asistamos a un “conflicto entre civilizaciones”. En estas circunstancias, las religiones desempeñan una función ambigua: ellas no son necesariamente las causas de la violencia, pero dependiendo de si son asumidos de manera fundamentalista o vivencial, pueden a) causar o fomentar conflictos, o b) colaborar con la resolución de conflictos y aportar a la paz mundial.

En lo que sigue defenderé la posición 4 y apuntaré a las posibilidades de colaborar con la resolución de conflictos que tienen las religiones. Pero antes de entrar a la cuestión, revisaré brevemente la tesis del “choque de civilizaciones” tal como Samuel Huntington la presenta.

1) ¿”Choque de civilizaciones” y fin de las ideologías?

Con esta expresión “choque o conflicto de civilizaciones”. no se refiere precisamente a hechos de la realidad política internacional contemporánea, sino más bien se trata de un enfoque teórico que se ha comenzado a utilizar durante los años 90, que ha cobrado relevancia a partir de los sucesos delo 2001 y que se remite a la obra de Samuel Huntington[1]. Ello significa que es posible interpretar la escena mundial contemporánea a partir de enfoques alternativos.

De acuerdo con Huntington, se hace necesario que adquiramos un nuevo enfoque o paradigma (en sentido kuhneano) a fin de explicar los fenómenos presentes en la política internacional contemporánea. Este nuevo enfoque incluye una narrativa respecto de la historia de los conflictos en el mundo. Dicho relato cubre solamente los procesos desarrollados desde la modernidad y presenta la historia dividida en tres periodos o fases.
El primer período es el que tiene inicio en la Paz de Westfalia (1648). Allí, los agentes principales del orden internacional son los príncipes o soberanos absolutos, y , más tarde, los estados nacionales, quienes se encuentran en los que se conoce como “equilibrio de fuerzas” en términos políticos, económicos, territoriales y militares. El equilibrio de fuerzas consiste en que el poderío de cada potencia se encuentran nivelado entre sí. En este esquema del “equilibrio de fuerzas”, encontramos un conjunto de potencias en Europa que cuentan con colonias en otros continentes y que se arman lo suficiente para disuadirse mutuamente ante eventuales agresiones. Ciertamente, en este periodo las potencias europeas tienen algunos conflictos unos con otros, pero estos se encuentran focalizados y nunca son generalizados, es decir, no involucran a todas las potencias a la vez[2]. Este modo de articulación de las relaciones internacionales tiene sus raíces en la Irene griega presentada por Tucírides y en la visión presentada por Thomas Hobbes.

El desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial hace saltar por los aires este esquema, pues el conflicto comienza a adquirir proporciones globales, e involucran al conjunto de potencias al mismo tiempo. A raíz de este suceso el orden internacional procura reorganizarse y se articula la llamada Sociedad de las Naciones. Pero el período de vida de esta organización internacional fue sumamente breve. La Segunda Guerra Mundial pronto romperá con la paz que se procuraba instaurar.

Ya en la Segunda Guerra Mundial el modelo de conflicto internacional varía por completo y comienzan a tener un peso importantes las ideologías que varios países pueden compartir (por ejemplo, el fascismo y la democracia). El fin de la Segunda Conflagración Mundial trajo consigo una nueva configuración del orden internacional. El escenario se va a encontrar marcado por la presencia de dos superpotencias (los Estados Unidos de América y la Unión Soviética) que mantendrán una carrera armamentista, política y económica que sería denominada “guerra fría”. Lo que caracteriza a la confrontación en esta fase es que en ella no se enfrentan sólo estados nacionales defendiendo posiciones territoriales y acceso a recursos, sino que, sobre todo se encuentran en pugna dos ideologías, el capitalismo y el socialismo, que buscan predominar en el globo. Esto hace que el componente político de la conflagración durante la guerra fría tenga una gran importancia.

Desde la caída del Muro de Berlín y el final de la guerra fría no sólo asistimos al fin del conflicto entre el bloque soviético y el bloque capitalista, sino que han resurgido los nacionalismos[3], las reivindicaciones sociales y políticas de diferentes culturas y religiones. Es más, las reivindicaciones y conflictos sociales y políticos han comenzado a tener como protagonistas importantes a grandes civilizaciones, como la cristiana, el Islam y la civilización budista. Una civilización es entendida como un gran grupo cultural de personas que se diferencia de cualquier otro por su religión, historia, lengua y tradición. Lo que caracteriza a los conflictos en este nuevo período es su carácter cultural y religioso. Esta fase está caracterizada por el tribalismo y la globalización. El tribalismo apunta a la relevancia que las civilizaciones han adquirido en la escena mundial; la globalización señala que el conflicto entre estas civilizaciones se realiza a escala mundial e involucra todo el planeta.

Junto a esta tesis sobre el choque entre civilizaciones surge otra tesis complementaria según la cual hoy asistimos a una era en la que las ideologías han desparecido. Dicha tesis se asocia a la visión de la historia que Francis Fukuyama esbozara en su Fin de la historia y el último hombre[4]. Dicha tesis sostiene que con el fin de la guerra fría se instaura el triunfo de la sociedad de libre mercado por el mundo y con esto la eliminación de la confrontación ideológica entre este y oeste. Así, las ideologías dejan paso para las reivindicaciones culturales, para la valoración de las grandes civilizaciones y para la instauración de sociedades libres, entendiendo que la libertad significa fundamentalmente libertad de empresa y libre competencia en el mercado. A su vez, se entiende que el término “ideología” refiere a un sistema cerrado de creencias renuente a la reflexión crítica que tiene objetivos estrictamente políticos. La pregunta que hemos de hacernos aquí es si esta narrativa es correcta, es decir, si realmente asistimos a una era de choque entre civilizaciones que significa a la vez el fin de las ideologías. Sospecho que esta narrativa es falsa, y es más, creo que se trata de una ideología más, que como toda ideología, tiene un objetivo político. Por el lugar que ocupan en esta narrativa términos como “cultura”, “civilización” y “religión” es necesario centrar nuestra atención en el concepto de “identidad” subyacente.

[1] Cf. HUNTINGTON, Samuel; El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Barcelona: Paidós, 2005. La teoría del choque entre civilizaciones Huntington publicó primero un artículo titulado The Clash of Civilizations?, en la revista "Foreign Affairs", vol. 72, no. 3, en el verano de 1993, pp. 22-49 El libro aparecerá tres años depués como The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, New York: Simon & Schuster, 1996.
[2] Un conflicto que tendería a romper con la focalización es el suscitado por la expansión del imperio napoleónico, aunque involucró mayormente a Inglaterra y a Francia.
[3] El resurgimiento de los nacionalismos no significa una vuelta a la valoración de los estados nacionales, sino que se entiende que en cada uno de ellos se encuentran conviviendo varias naciones o pueblos, quienes exigen sus autonomías políticas y económicas.
[4] FUKUYAMA, Francis; El fin de la historia y el último hombre : la interpretación más audaz y brillante de la historia presente y futura de la humanidad, Buenos Aires: Planeta, 1992.